Demócratas de EU giran hacia nueva agenda radical
de estrategia y siguió una agresiva agenda republicana. Desde los recortes fiscales y la desregulación hasta los derechos sobre armas de fuego y los jueces en contra del aborto, el Sr. Trump ahora tiene a los legisladores republicanos haciendo lo que él quiera. A quienes aún creían que sería posible la colaboración bipartidista — y a quienes anhelaban los días de los republicanos de Rockefeller — les robaron la convicción restante. El Sr. Trump le ha hecho un servicio a la izquierda estadounidense. La realidad también le ha echado una mano. Independientemente de nuestra ideología, las cifras actuales nos muestran una imagen cruda. A diez años del comienzo de la recuperación estadounidense, el salario medio de los hogares sigue siendo, en términos reales, muy parecido a lo que era en 1999. El uno por ciento superior de los hogares posee más riqueza que el 90 por ciento inferior. La esperanza de vida promedio en EU ha comenzado a disminuir.
El Sr. Trump ha empeorado la desigualdad. Pero él no la creó. Las cifras eran casi igualmente sombrías al final de los dos términos de la presidencia del Sr. Obama. Así que hacer retoques ya no resulta tan atractivo.
Gran parte de la atención se ha enfocado en quién debe ser el candidato demócrata que desafíe al Sr. Trump. Obviamente eso es importante. Pero lo importante es que el centro de gravedad del partido ha cambiado. Quienquiera que resulte ser el rival, ya sea Joe Biden, el exvicepresidente, Elizabeth Warren, la populista económica, Beto O’Rourke, el alegre optimista o el Sr. Sanders, su plataforma tendrá que reflejar ese cambio. Las posturas como “Medicare para todos”, un ‘Nuevo Trato Verde’ y el financiamiento de las elecciones públicas deberán formar parte del paquete, al igual que el aumento de los impuestos. También se ha destacado a Alexandria Ocasio-Cortez, la socialista demócrata de 29 años y la miembro más joven del congreso. Más notable es el respeto que le ha mostrado la clase política dirigente de los demócratas con respecto a sus ideas, que incluyen una tasa impositiva máxima del 70 por ciento. “La congresista tiene razón”, dijo la semana pasada Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro del Sr. Clinton. Independientemente de cual sea el punto de vista correcto, la era Clinton-Obama está llegando a su fin. Está comenzando una nueva.
El partido tiene una deuda de gratitud con Trump, ya que los ha impulsado a abandonar la cautela y pasar a una nueva era