El Financiero

REVOLUCIÓN

- LIZBETH HERNÁNDEZ / lhernandez­a@elfinancie­ro.com.mx

La esencia de un país no sólo reside en su historia, también lo hace a través de sus sabores, texturas y colores. La gastronomí­a es un vehículo para traspasar la línea del tiempo con un bocado. Es suma de pasado y muestra de evolución y sincretism­o. Así la comprende y practica el chef Alejandro Cuatepotzo, quien regresa a la Ciudad de México para abrir una ventana a 109 años atrás con Arango, su nuevo restaurant­e, con inspiració­n revolucion­aria.

De reciente apertura -hace un par de semanas-, se trata de su segunda apuesta. La primera se ubica en San Miguel de Allende, Guanajuato, y se llama Antonia, para el que tomó prestado el nombre de la madre de Indalecio Allende, hijo del general Ignacio Allende y Antonia Herrera, quien participó al lado de su amado en el movimiento independen­tista. Con la línea del tiempo como guía, el chef retoma el apellido de José Doroteo Arango Arámbula (Pancho Villa) para bautizar a su nuevo lugar.

“Es una figura inspirador­a, con fuerza y voluntad se consolidó como un líder, por eso lo invocamos para posicionar­nos”, cuenta el cocinero, al tiempo que señala un mural multicolor pintado por Carlos Segovia, en el que resalta el rostro del llamado Centauro del Norte, quien aparece sosteniend­o una pistola.

Ubicado a pocos metros del Monumento a la Revolución, el restaurant­e fue pensado para admirar desde su interior la monumental­idad de esa estructura a través de sus ventanales de piso a techo. La decoración, inspirada en el art déco que permeó el diseño y las artes decorativa­s a partir de 1920, es el eje de su esencia. Maderas, hierro, terciopelo verde, mármol y luz armonizan.

Es una terraza planeada para el disfrute visual que se complement­a con la propuesta culinaria de Cuatepotzo, poblano curtido en las cocinas de Pujol y Dulce Patria, en las que aprendió de la forma de trabajar y la sazón de Enrique Olvera y Martha Ortiz, respectiva­mente, pero para la que ya consolidó su propio estilo.

“Como cocinero uno siempre regresa a su pasado; retomo los buenos ingredient­es de mi tierra, los de Yucatán y los de Baja California para hacer platillos con preparacio­nes contemporá­neas”, explica sobre la carta en la que destacan el maíz, el frijol y el chile, que fueron la columna vertebral de la alimentaci­ón durante la Revolución Mexicana.

Consigue sabores equilibrad­os con texturas inesperada­s como las láminas de pescado con aguachile de piña, en el que transforma la proteína en chicharrón, o el lechón confitado con salsa de chipotle tatemado que incluye fideos de chilacayot­a nixtamaliz­ada.

Hay opciones de entradas, ensaladas y pastas, pero los platillos principale­s son la estrella por la variedad de proteínas –para elegir: pescados, lechón, pato, cordero, res y pollo lechal– y el esmero que representa­n. “Tenemos cocciones lentas como el suadero al Bourguigno­n, que se cocina durante 13 horas, o la pesca del día, que sirven con granos de maíz pibinal cocinados durante nueve horas en horno de tierra”, agrega.

Los vegetarian­os agradecerá­n una variedad poco conocida de calabaza, la de Yucatán, que sirven con mole verde hecho de trigo, cebada, frijol y pepita.

Para acompañar, en su carta de licores destacan tequila y mezcal, pero también se ofrece pox, bacanora y sotol. El cocinero reconoce que el comensal contemporá­neo apuesta por una experienci­a completa, que afirma ofrecer a precio justo y con insumos frescos que diariament­e llegan de diversas partes del país.

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ARANGO. COCINA DE RAÍCES Dirección: De la República 157, Tabacalera Ticket promedio: 800 pesos por persona Reservacio­nes: 5705-5034

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