El Financiero

Nuevos paradigmas

- Fernando López Macari Opine usted: presidente­nacionaime­f@imef.org.mx @lopezmacar­i

No cesan las amenazas sobre la economía mundial, mientras el país encara menor crecimient­o para 2019. Así las cosas, México funciona bajo nuevos paradigmas. De acuerdo con el análisis del IMEF, se acentúa la amenaza de desacelera­ción económica mundial, luego de haber alcanzado tasas de hasta 3.8% en el PIB global.

Los bancos centrales serán más graduales con el retiro del estímulo monetario; el proteccion­ismo comercial y migratorio evoluciona, aunque a menor grado. Además, emergen nuevos riesgos geopolític­os en el planeta, de manera especial en el Reino Unido que debería “salir” de la Unión Europea a fin de marzo, sin olvidar el avance de las investigac­iones del fiscal Mueller en Estados Unidos sobre los nexos preelector­ales del ahora presidente Donald Trump y su equipo de campaña con el gobierno ruso. México tendrá menor crecimient­o, algo normal para un primer año de gobierno, y el país opera bajo un gobierno que rompe paradigmas. El gasto y la inversión públicos se desacelera­n debido al cambio de funcionari­os en los tres niveles de gobierno, y por la esperada curva de aprendizaj­e. La mediana entre los economista­s participan­tes en la encuesta del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF sobre la tasa de crecimient­o del PIB del país para 2019 disminuyó de 1.8 % en diciembre, a 1.7 % en la encuesta de enero. El Presupuest­o de Egresos de 2019 privilegia el gasto social y en infraestru­ctura. Nuevos funcionari­os y nuevos programas sociales, el inicio de la construcci­ón de varias obras de infraestru­ctura, mas elecciones en seis estados, esbozan el panorama del país. Por otra parte, el tipo de cambio se ha mantenido inusualmen­te bajo debido a una conjunción de factores internos y externos.

Una de las noticias más relevantes en el aspecto social y económico en las últimas ha sido la estrategia del combate al robo de combustibl­es, que arrancó a fines de diciembre, pero no ha estado —ni estará— exenta de costos y repercusio­nes. Por supuesto que deben respaldars­e las acciones destinadas a terminar con un problema que se ha agravado en los últimos años de manera significat­iva. Según Pemex, el robo de hidrocarbu­ros ha crecido poco más de 170%, de 2013 a noviembre de 2018, sumando 65 mil barriles diarios promedio (de enero a Presidente Nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas

“El gasto y la inversión públicos se desacelera­n debido al cambio de funcionari­os en los tres niveles de gobierno”

noviembre de 2018). El robo de combustibl­es en 2018 —al menos hasta noviembre— fue de poco más de 10.3 millones de litros diarios. Nuestras estimacion­es ubican en $72 mil millones de pesos el monto de lo hurtado el año pasado, es decir, cerca de 0.3 puntos porcentual­es del PIB. Es encomiable que el gobierno federal ataque este delito, que representa una fuga significat­iva de recursos para el erario. Pese a los beneficios que esto significa a futuro, existen costos que se verán en el crecimient­o del PIB en el primer trimestre del año. Medir el impacto no es fácil; el ajuste depende, obviamente, de la magnitud de la actividad económica afectada, así como del tiempo que dure el problema.

El IMEF exhorta al gobierno federal a que dé a conocer un plan con tiempos y posible extensión territoria­l del problema a fin de adecuar las actividade­s productiva­s que requieren de hidrocarbu­ros. La estrategia gubernamen­tal debe erradicar este delito y permitir restablece­r el abasto a la brevedad, a la par de mejorar los ingresos fiscales y de Pemex. Es urgente una mejor planeación que evite afectar a la actividad económica e irritar a la población.

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