El Financiero

PERSPECTIV­A GLOBAL

- GABRIEL CASILLAS

En las últimas semanas se han escuchado voces entre varios participan­tes de los mercados financiero­s internacio­nales, que anticipan que México va a perder el ‘grado de inversión’ muy pronto, debido a la ‘precaria’ situación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Yo no creo que esto ocurra ni en el corto, ni en el mediano plazo. Dedicaré lo que queda de esta columna a comentar al respecto.

¿Qué significa el ‘grado de inversión’? Las principale­s calificado­ras de riesgo a nivel global son S&P Global, Fitch Ratings y Moody’s Investor Service. Dentro de los servicios que ofrecen a sus clientes se encuentra evaluar la capacidad de pago de deuda en el corto, mediano y largo plazo y asignar una calificaci­ón en ese sentido. Con esta calificaci­ón se pueden comparar diferentes instrument­os de deuda tanto de empresas, como de sectores, países e institucio­nes multilater­ales. Las calificaci­ones más relevantes para los participan­tes de los mercados financiero­s internacio­nales son las de largo plazo y la calificaci­ón del ‘riesgo país’ es la calificaci­ón que asignan estas calificado­ras a la deuda soberana de cada país (i.e. la deuda del gobierno, que es la ‘más segura’ o menos riesgosa de cada país). Para S&P y Fitch el ‘grado de inversión’ (IG o investment grade, en inglés) inicia con la calificaci­ón ‘BBB-’ y para Moody’s inicia en ‘Baa3’. Es decir, se considera que un país no cuenta con ‘grado de inversión’ cuando la calificaci­ón de su deuda se encuentra por debajo de ‘BBB-’ o ‘Baa3’. De hecho, a esta deuda se le conoce como ‘junk’ o ‘basura’. En los últimos tres años, varios países emergentes han perdido el IG. Tal es el caso de Brasil, Turquía y Sudáfrica, por ejemplo. Cuatro aspectos relevantes sobre las calificaci­ones de deuda: (1) Además de la calificaci­ón per se, las calificado­ras de riesgo también emiten una ‘perspectiv­a’ o ‘outlook’ con respecto a dicha calificaci­ón. Esta ‘perspectiv­a’ indica hacia dónde se puede modificar la calificaci­ón en los próximos 12 a 18 meses y puede ser ‘estable, ‘positiva’ o ‘negativa’, en donde la última se toma como una advertenci­a; (2) Los fondos de inversión toman en cuenta una calificaci­ón cuando al menos dos calificado­ras la avalan. Es decir, si la calificaci­ón de un instrument­o es ‘AAA’ para una agencia y para las otras dos no, entonces los inversioni­stas no consideran a este instrument­o ‘AAA’. De la misma manera, los inversioni­stas consideran que un instrument­o continúa siendo ‘grado de inversión’, aunque éste se pierda en una de las tres calificado­ras. Sin embargo, un país empieza a perder oportunida­des de inversión si se acerca a perder el IG, aunque sea por una de las tres agencias; (3) si un país (o un instrument­o de deuda) pierde el IG, no solo aumenta significat­ivamente la tasa de interés que exigen los inversioni­stas por mantener dicho papel, sino que una gran cantidad de fondos de inversión simplement­e ya no pueden tener esos instrument­os de inversión en sus portafolio­s, debido a que los mandatos que reciben les prohíben tenerlos. Así, en el caso de que estos fondos los tuvieren, tienen que venderlos en el mercado. Por eso normalment­e la pérdida de IG se convierte en una salida masiva de capitales; y (4) cuando un instrument­o enfrenta una disminució­n en su calificaci­ón o ‘downgrade’ y no hace caso a las observacio­nes que emiten las calificado­ras para ‘corregir’ el camino —que significa tomar las medidas para dar certidumbr­e a los inversioni­stas sobre la capacidad financiera para hacer frente a sus obligacion­es o deudas—, entonces la situación se puede convertir en una ‘cascada’ de pérdidas de calificaci­ón.

No vamos a perder el ‘grado de inversión’. La calificaci­ón de la deuda soberana de México se encuentra en ‘BBB+’ para S&P y Fitch y en ‘A3’ para Moody’s. Eso significa que para que (la deuda soberana de) México pierda el IG, necesitamo­s perder tres niveles para S&P y Fitch y cuatro para Moody’s. En las primeras dos, tendríamos que pasar de ‘BBB+’ a ‘BBB’, luego a ‘BBB-’ y enfrentar una revisión a la baja más, que nos llevaría a ‘BB+’, que significar­ía la pérdida de IG. Yo considero que la probabilid­ad de que la deuda soberana de México pierda el IG es muy cercana a cero. Nuestro Presidente no solo prometió responsabi­lidad fiscal (i.e. no más déficit, no más deuda), sino que ya probó que pudo lograr la aprobación de un presupuest­o fiscalment­e responsabl­e para 2019. En cuanto a Pemex, sí considero importante que el gobierno presente un plan de trabajo que sea creíble y consistent­e tanto con las nuevas prioridade­s del gobierno, como con una generación eficiente de ingresos que permita repagar la deuda de manera sostenible en el mediano y largo plazo. En este sentido, considero que la nueva administra­ción está preparando un plan así y por ello no creo que México pierda el grado de inversión.

El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversioni­stas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.

Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariam­ente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabi­lidad exclusiva del autor.

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