“La GN es como la virgen con pistola”
los manifestantes estudiantiles de 2018: Ortega, Somoza, son la misma cosa? Primero, que no basta con derrocar, o sustituir, un régimen odioso, represivo, corrupto y anacrónico, para que todo mejore en un determinado país. Lo terrible del status quo ante es que no garantiza un futuro más prometedor, o francamente superior. Después de la revolución, todo puede salir mejor, o peor. No hay seguros contra el retroceso.
En segundo lugar, que Estados Unidos, por lo menos en países pequeños como Nicaragua –y varios más– sí puede elevar estratosféricamente el costo de seguir adelante por la vía revolucionaria. Puede transformar el famoso “morir de pie” (en lugar de vivir de rodillas) en un verdadero infierno para millones de personas. A la larga, la guerra de Reagan concluyó gracias a una negociación promovida por Oscar Arias, de Costa Rica, pero el precio de la guerra que pagaron los nicaragüenses fue exorbitante.
Cuando tuvieron la oportunidad de votar para manifestar su opinión, prefirieron abandonar el camino de la revolución si implicaba seguir en guerra. Fidel Castro tuvo razón: no había que darle la oportunidad a los nicaragüenses de escoger, como nunca se la brindó a los cubanos. Si la gente puede decidir, y los sacrificios son enormes, la inmensa mayoría opta por la solución menos heroica, pero más soportable. Finalmente, la experiencia de Nicaragua nos muestra que es preferible actuar a tiempo para desplazar a un régimen dictatorial que esperar a que se caiga solo. Somoza debió haber salido de su búnker de Managua meses, sino años, antes. Sólo los titubeos de Carter le permitieron sobrevivir. Hoy en día, urge que la comunidad hemisférica, incluyendo desde luego a Estados Unidos, haga lo necesario para que Ortega y Murillo se marchen a La Habana lo más pronto posible, que se realicen elecciones libres y supervisadas cuanto antes, y que el nuevo calvario que padece ese pobre país termine lo más pronto posible. Se lo debemos a quienes sí creyeron y lucharon por un nuevo mundo hace cuarenta años. Porfirio Muñoz Ledo criticó ayer que “la Guardia Nacional se ha convertido en una esperanza nacional por unanimidad. Yo digo que es como la Virgen Guadalupe con pistola”.
Lo anterior, luego de la protesta que pobladores de Ocuilán, Estado de México, hicieron ayer en la Cámara de Diputados, para exigir que la GN actúe contra la tala ilegal en la zona. Lamentó que sus demandas tuvieran lugar por la omisión de las autoridades, y añadió: “Esperemos que la 4T no vaya a convertirse en un cuarto trancazo”. El diputado de Morena reconoció que “en la letra chica de una de las leyes de implementación de la Guardia yo fui muy sorprendido de la cantidad de funciones que le dan”.
Por eso adelantó: “Yo voy a insistir en la Mesa (Directiva de la Cámara de Diputados) en hacer una petición formal a la Secretaría de Seguridad para priorizar; todo mundo necesita la Guardia Nacional, a dónde la mandaron. Entonces, hay funciones a la que la han mandado que son horribles, por ejemplo, la persecución a los migrantes”.
A la larga, la guerra de Reagan concluyó gracias a una negociación promovida por Oscar Arias, de Costa Rica, pero el precio que pagaron fue exorbitante
La experiencia de Nicaragua nos muestra que es preferible actuar a tiempo para desplazar a un régimen dictatorial