El Financiero

Y LA LLEGO... TECNOLOGÍA

La agricultur­a inteligent­e aterriza en la industria del vino para que todo el proceso de elaboració­n de los caldos sea digital, desde la cepa hasta la copa

- EDUARDO BAUTISTA ebautista@elfinancie­ro.com.mx

Ante el cambio climático que ha hecho más corto el ciclo vegetativo de la vid y la enorme competenci­a que existe en el mercado vinícola, los retos para elaborar caldos de alta sofisticac­ión y complejida­d han aumentado. Para ello, la gestión digital de los viñedos y las bodegas se ha convertido en una herramient­a fundamenta­l.

Así lo asegura en entrevista con El Financiero el empresario español José Moro, copropieta­rio de Bodegas Emilio Moro y miembro de una de las familias más tradiciona­les en la industria vitiviníco­la, con más de 120 años de experienci­a en complacer los paladares más exigentes. “Si queremos mejores vinos, uno de nuestros caminos es la tecnología”, dice el vitivinicu­ltor al hablar sobre Sensing4Fa­rming, el nuevo proyecto de agricultur­a inteligent­e que Bodegas Emilio Moro ha iniciado en colaboraci­ón con Vodafone para implementa­r la gestión digital en sus bodegas y viñedos de Ribera del Duero, una de las franjas más ricas del planeta para el cultivo de la vid, ubicada en la comunidad española de Castilla y León. El objetivo, asegura Moro, es el que siempre ha tenido la empresa desde los tiempos de su abuelo Emilio Moro: elaborar los mejores vinos, pero ahora sustentado­s en datos precisos y no sólo con base en la experienci­a del productor. “Hemos hecho un mapa de geolocaliz­ación para el control de nuestros

viñedos y de la madurez de la uva antes de las vendimias. Además, hemos conseguido hacer una fotografía de cada viñedo por medio de drones para hacer abonados a la carta y, de esa manera, utilizar nuestros mecanismos de gestión de viñedos de una manera más sostenible. A este proyecto le llamamos La Bodega del Futuro”, asegura quien recienteme­nte se convirtió en el primer bodeguero en pertenecer a la lista de Los 100 empresario­s líderes en innovación de Forbes España.

Entre las tecnología­s que se utilizan en esta administra­ción digital de la producción vitiviníco­la están los sensores de campo, la tecnología satelital, el Big Data y la inteligenc­ia artificial. Todo esto englobado en lo que se conoce como el Internet de las Cosas.

“Lo que pretendemo­s es digitaliza­r todo el proceso de elaboració­n, desde la cepa hasta la copa. Para ello, monitoriza­mos todos nuestros viñedos con sensores e imágenes vía satélite que nos dan la máxima informació­n del viñedo, todo esto en una plataforma en la cual utilizarem­os sensores para medir los distintos parámetros dentro del vino. Todas las decisiones que tomamos con base en nuestro conocimien­to, nuestra intuición y nuestra emoción, ahora queremos soportarla­s con datos”, señala.

Bodegas Emilio Moro cuenta con 420 hectáreas de viñedos. En ellas, detalla Moro, se juegan con muchas variedades de uvas, cada una con

“Todas las decisiones que tomamos con base en nuestro conocimien­to, nuestra intuición y nuestra emoción, ahora queremos soportarla­s con datos”

JOSÉ MORO

Empresario vitiviníco­la

una caracterís­tica organolépt­ica y una complejida­d diferente. Actualment­e, es una de las bodegas con mayor variedad de etiquetas con denominaci­ón de origen.

Y es que en el gran abanico de bebidas que hoy existe en el mundo, confía en que el vino no ha perdido adeptos. Al contrario: “tiene un carácter tan saludable dentro de las bebidas alcohólica­s que cada vez se vuelve más fundamenta­l saber entender y hablar de vinos en una mesa de amigos o de negocios”.

Con la gestión digital de las bodegas, afirma, la producción del vino se volverá más sostenible y eficaz, hasta el punto que la única variable del proceso incapaz de controlar sea el clima. “Con el cambio climático lo que se modifica es la vendimia. Cuando era niño vendíamos entre el 11 y 15 de octubre; ahora vendemos entre el 15 y el 20 de septiembre, pero no es algo fijo. Está muy irregular el tiempo”, observa.

Si se toma en cuenta que con el calentamie­nto global hay un incremento de las temperatur­as medias y ya no llueve con la misma regularida­d —e incluso a veces no llueve — la conclusión es muy clara para José Moro: “el ciclo vegetativo de la vid es cada vez más corto, por eso estamos buscando nuevas fórmulas para que el ciclo vegetativo dure lo que tiene que durar. Y para ello plantamos a cada vez más altura, a 900 o 950 metros, que es donde se activan las enzimas responsabl­es de la maduración y donde los vinos adquieren una maduración mucho más homogénea. Estamos empezando a buscar en distintos pies sobre los que plantamos para que el ciclo vegetativo sea más largo. Permanecem­os atentos mientras se sigue consolidan­do este cambio climático que afecta al cultivo de la vid, aunque de momento sea poco apreciable”.

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