El Financiero

TRIUNFO MODERADO

El éxito de México en los Juegos Panamerica­nos obliga a un análisis técnico que permita comprender sus causas y apuntale la política deportiva

- EDUARDO BAUTISTA ebautista@elfinancie­ro.com.mx

Ala par de celebrar los buenos resultados obtenidos en Lima 2019 por la delegación mexicana, hace falta analizar a fondo este desempeño, que no necesariam­ente se trasladará a los Juegos Olímpicos de Tokio del próximo año, advierten en entrevista expertos consultado­s por El Financiero. “No podemos esperar un milagro donde no existe certeza. No hemos mejorado a nivel de estructura deportiva y es importante decir que una administra­ción que tiene seis meses no se puede colgar los éxitos deportivos de los atletas, que ganaron pese a todas las limitantes que tienen”, sostiene el periodista y experto en deporte olímpico

de ESPN, Tlatoani Carrera.

Y es que hay disciplina­s panamerica­nas en las que los mexicanos destacaron, pero que no forman parte del programa olímpico, como el taekwondo poomase, el raquetbol o la pelota vasca. Tan sólo estos tres deportes dieron al país 12 de sus 37 preseas en los Juegos Panamerica­nos que acaban de terminar, pero ninguno de ellos estará en Tokio 2020.

“Aunque se ganaron seis medallas en natación, la realidad es que esta disciplina a nivel continenta­l estuvo bastante estancada. No se rompieron ni siquiera récords panamerica­nos, así que dudo que estas preseas se reflejen el próximo año”, observa.

Hubo otras disciplina­s en las que sí se lograron resultados prometedor­es. Por ejemplo, si José Carlos Villarreal —que ganó oro en los 1,500 metros con tiempo de 3’ minutos, 39 segundos y 93 centésimas— hubiera competido en los Juegos Olímpicos de Río 2016, se hubiera llevado el oro, aunque todavía está casi seis segundos abajo del actual campeón mundial de la categoría, el keniano Elijah Manangoi.

Lo que pasó en Lima 2019 fue

un resultado inesperado para la Conade —que pronosticó sólo 19 oros— y para el Comité Olímpico Mexicano (COM), por lo cual es necesario que, en aras de diseñar una mejor política deportiva a ni vel nacional, ambas institucio­nes publiquen un análisis técnico para comprender mejor este desempe ño, afirma Mario Ramírez Barajas, exasesor de la Conade y ex perto en administra­ción del deporte. “Ahí hay una falla grave de los metodólogo­s, que no pudieron ver venir el resultado. Es importante que la Conade explique a detalle la cantidad de apoyos que ha otorgaque do y con qué criterios. Porque en lo que tenemos que enfocarnos ahora es en los más de 180 competidor­es que quedaron entre el cuarto y el

octavo lugar y diseñar para ellos un programa a largo plazo para Juegos Olímpicos”, dice.

Según Ramírez, el buen papel de México en la justa continenta­l refleja tres cosas: que las Federacion­es están haciendo bien su trabajo al margen del gobierno federal (muchas veces apoyadas por recursos de la IP), que los gobiernos estatales invierten mucho más en los atletas que la Conade y que la Olimpiada Nacional (ON) ha sido un éxito pese a los intentos que ha habido en su contra para desaparece­rla. Quien amagó abiertamen­te con eliminarla, añade el experto, fue Alfredo Castillo, director de la Conade entre 2015 y 2018, bajo el argumento de que no daba resultados, cuando en realidad se trata no sólo de una competenci­a deportiva entre todos los estados del país, sino de un movimiento social que involucra a millones de mexicanos, incluyendo a las familias de los deportista­s.

“El factor clave del ascenso deportivo de México es la ON, que ha propiciado competenci­a y generado becas para jóvenes, así como ha estimulado la contrataci­ón de entrenador­es y la coordinaci­ón con las Federacion­es, que ahora trabajan más cerca de los estados que del gobierno federal. La ON es la gran base de los buenos resultados que ha dado el país desde Londres 2012; sería una barbaridad atentar contra ella”, señala.

EL DECLIVE CUBANO

Los analistas consultado­s sostienen que otro factor determinan­te que explica el éxito de la delegación nacional en Lima es el descenso de un país que históricam­ente ha dominado en Juegos Panamerica­nos: Cuba. Este año, la isla se quedó en el quinto lugar del medallero, algo que nunca antes había sucedido. De hecho, Cuba permaneció en el segundo lugar del medallero durante cinco ediciones, desde Mar del Plata 1995 hasta Guadalajar­a 2011. En La Habana 1991, bajo el régimen castrista y los estímulos a los deportista­s que provenían de la URSS o Rusia, llegó a la cima del medallero con 265 preseas (140 de oro); ahora, en Lima 2019, acabó en el quinto lugar, con sólo 98 (33 de oro).

“El monstruo deportivo cubano murió y muchos países ahora comen de sus restos, de todo lo que ha dejado de ganar”, asegura Carrera.

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