El Financiero

Guatemala y Argentina

- Leonardo Kourchenko Opine usted: mundo@ elfinancie­ro.com.mx

El precio de los malos gobiernos es la derrota, el señalamien­to público, el castigo en las urnas. Debiera ser así de fácil, pero no siempre lo es. Pasó en México cuando un segmento importante de los electores decidió, hace un año, sacar al PRI gobernante y optar por una alternativ­a medianamen­te nueva, muy conocida en campaña, pero desconocid­o en el gobierno federal. Aquí estamos un año después, en la batalla del aprendizaj­e, más que del cambio de modelo.

En Argentina se celebraron elecciones primarias el domingo o la primera vuelta electoral. El presidente Mauricio Macri en busca de la reelección que la ley permite, enfrentand­o a Alberto Fernández aliado a Cristina Fernández de Kirchner, la expresiden­ta, exsenadora y exprimera dama, sujeta a investigac­iones por desvío de recursos y malver

sación de fondos. Con una muy holgada ventaja de 15 puntos el señor Fernández, excolabora­dor, ministro y asistente de la señora Kirchner obtuvo una primera victoria que dejó desconcert­ados al propio gobierno, pero sobretodo, a los mercados financiero­s y a la bolsa de valores de Buenos Aires que perdió, de golpe, arriba de 30 por ciento de sus operacione­s, con la caída brutal del peso argentino.

La primera lectura es que los mercados “se apanicaron” de una vuelta a la demagogia populista de Cristina y los 14 años que representa­ron los Kirchner en el poder.

De aquí a octubre cuando se defina el futuro político de Argentina, podría haber fuga de capitales y una devaluació­n mayor. Veremos cómo reacciona el electorado ante esta sacudida económica con un resultado electoral adverso.

El candidato Alberto Fernández, parece haber pactado con Cristina el apoyo de su extenso respaldo popular, vivo aún por los programas sociales y la repartició­n de dinero que se hizo desde su gobierno, a cambio de inmunidad. Cerrar los expediente­s de investigac­ión y dejarla, a ella y a sus hijos, libres y tranquilos para disfrutar de sus negocios, hoteles y demás beneficios obtenidos a la sombra del poder.

En Guatemala es diferente. El señor Alejandro Giammattei triunfa en su tercer intento a la presidenci­a. Fue opositor de Otto Pérez –hoy encarcelad­o por corrupción­y después del saliente Jimmy Morales, cuya calificaci­ón de gobierno no supera los 30 puntos de aprobación popular. Giammattei puede representa­r un punto de oposición a Donald Trump y su forzado acuerdo de “tercer país seguro”. Guatemala bajo un nuevo gobierno podría desafiar al controlado­r gobierno de Washington en materia migratoria, rechazar el plan de contención y recepción de ilegales deportados y romper con Estados Unidos en materia de ayuda migratoria.

Aún está por escribirse esta historia regional, pero apunta a cambios drásticos.

Macri lo intentó en Argentina, dar un viraje al desastre económico que heredó de Cristina Kirchner, pero no pudo con el FMI y los tenedores de deuda internacio­nal.

No le alcanzó el capital político para conseguir un viraje productivo y de inversión en Argentina. Jimmy Morales en Guatemala, estará aún sujeto a investigac­ión porque si bien no cometió los escandalos­os abusos de su antecesor, tampoco está limpio de polvo y paja en materia de corrupción. El electorado se mueve, protesta y ejerce su poder frente a las urnas.

Buen mensaje para América Latina.

“El electorado se mueve, protesta y ejerce su poder frente a las urnas en América Latina”

“La primera lectura es que los mercados se

apanicaron de una vuelta a la demagogia populista de Cristina”

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