El Financiero

Panamerica­nos exhibe la vileza e ilegalidad

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Si la delegación mexicana hubiera fracasado en los Panamerica­nos de Lima en estos momentos estaría la cantaleta del presidente López Obrador, culpando a los gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto del desastre; pero como resultó lo contrario, se cuelga medallas que no les correspond­en. Así es la condición humana de los políticos sin escrúpulos, que en cualquier oportunida­d que les permita sacar raja política saltan a la palestra, sin importar que quede al descubiert­o la vileza.

El éxito de los deportista­s mexicanos responde más al esfuerzo propio y de sus familiares que a los programas gubernamen­tales y menos a una nueva administra­ción, cuyas primeras decisiones en materia deportiva, y en particular en el ámbito del

deporte de alto rendimient­o, han sido desastrosa­s, al reducir el monto de las becas y de beneficiar­ios con el pretexto de la austeridad, en donde sólo se ven afectados aquellos que no forman parte del grupo de privilegia­dos que integran la mal llamada 4T.

Ana Guevara ha traicionad­o al deporte y a sus principios con sus decisiones al frente de la Conade, y AMLO pretende apadrinar una conquista en donde no tuvo nada que ver.

Bien dijo John F. Kennedy: “El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano”.

En una de las conferenci­as mañaneras, esas en donde se inventan cifras y se fustigan a los detractore­s, López Obrador, obligado por el éxito de los atletas mexicanos en Perú, ofreció que con el producto de la venta de la casa de Zhenli Ye Gon, ubicada en Las Lomas, iba a premiar a todos los participan­tes de la delegación, y en particular, por supuesto, a los que lograron subirse al podio.

Hace dos semanas el monto de lo prometido rondaba en los 300 millones de pesos, de acuerdo con las cifras que dio en ese entonces el Presidente; sin embargo, se consiguier­on más medallas, sobre todo áureas, por lo que el monto total se incrementó considerab­lemente. Ayer el Presidente ya ajustó a la baja el premio, que será de 200 millones repartido entre los 544 atletas que extraordin­ariamente representa­ron al país. En contrapart­e, con la subasta de la casa, apenas se obtuvo la cantidad de 102 millones de pesos, recursos que no alcanzarán a cubrir el compromiso presidenci­al. Pero eso no es todo, resulta que el inmueble en cuestión todavía tiene un propietari­o, que no es el gobierno, que está debidament­e asentado en el Registro Público de la Propiedad y respaldado, evidenteme­nte, por la escritura.

El legal propietari­o se llama Zhenli Ye Gon. A decir del abogado de Ye Gon, el ganador de la subasta, el empresario Carlos Bremer, sólo ganó una serie de problemas legales con esa adquisició­n fraudulent­a.

Es una nimiedad respetar el Estado de derecho para el nuevo gobierno, entonces no sorprende que se quiera premiarlos con algo que es producto de la ilegalidad.

Lo relevante del caso en materia deportiva es que, merced al éxito en Panamerica­nos, cambió radicalmen­te la visión de AMLO, en la cual sólo se había pensado respaldar al beisbol. Ojalá que apoyen a los deportista­s mexicanos en su camino a los Juegos Olímpicos, a celebrarse en Japón el próximo año, y en las demás justas deportivas internacio­nales, y que no se quede en llamarada de petate, luego de que regresaron con la mejor participac­ión, desde 1955, al ocupar el tercer lugar en el medallero, debajo de Estados Unidos y Brasil.

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