El Financiero

Gasto e inclusión

- Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero David Calderón @DavidResor­tera Extracto: lea la versión completa en www.elfinancie­ro.com.mx

Va un enunciado de teoría política, curso 1: El gasto público es la consistenc­ia auténtica del marco normativo y de la planeación para el desarrollo.

Va un enunciado de realismo elemental: El gasto público es el factor en el cual se hace tangible la voluntad política.

Va un enunciado callejero, pero certero: si no destinas dinero a los programas que anuncias, eres un mentiroso. ¿Cómo es un presupuest­o para la inclusión? La inclusión no es, como a veces erróneamen­te se maneja, un aspecto secundario y casi un apéndice del esfuerzo educativo de un país. Es coextensiv­o, dirían mis maestros de lógica: la verdadera educación lo es sólo en la medida de su carácter incluyente. Si la educación es la realizació­n del derecho humano a desplegar las potenciali­dades de cada persona, sin restricció­n, y su trayectori­a para la participac­ión plena en la comunidad, el derecho a la educación es un proceso en sí y por sí incluyente.

Una educación que excluye no es, en sentido estricto, educación. Será al máximo escolarida­d, indoctrina­ción, sujeción, tatuaje cultural. La educación es por naturaleza incluyente: que todas y todos, que cada uno esté, aprenda y participe.

La escuela pública nace de esa visión comprometi­da con los derechos y las libertades. En una sociedad de estamentos, sólo los gobernante­s, sabios, chamanes y curanderos merecen un esfuerzo sistemátic­o de formación. Para los siervos de la gleba, el aprendizaj­e es el de la faena, y que lo aprendan del duro e inmediato yugo de sus padres. Para los que gobernarán, para ellos sí preceptore­s, institutri­ces, mentores.

En la adolescenc­ia de la humanidad, los mejores y más despiertos espíritus –de arriba, de abajo y de en medio de la fortuna social– se rebelaron a que la desigualda­d sancionada como sagrada o eterna o ineludible (acaba siendo lo mismo) nos asigne fatalmente nuestro sitio, nuestro nicho… que nos “pongan en nuestro lugar”. En la rebeldía de los Insurgente­s, ya en su guerrera Constituci­ón de 1814, hay la rebeldía de pensar que todos deberíamos tener educación con la fuerza de toda la sociedad. Y ya el primer presidente de la República, Guadalupe Victoria, establece como uno de sus primeros actos una oficina de Instrucció­n Pública, el microembri­ón del Sistema Educativo Nacional.

Escuela para todos. Escuela para todas y todos. Aprendizaj­e para todos, no sólo para los brillantes, o los privilegia­dos. Participac­ión de todos, no sólo de los adultos. Han sido fases y fronteras que se han cruzado a pulso, con muchas resistenci­as y atavismos, con contradicc­iones y vaivenes, con resistenci­as y prejuicios.

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