El Financiero

Pssst, pssst, empresario­s: ¿ya vieron el Estado de derecho?

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phiriartle­bert@gmail.com @PabloHiria­rt

Los empresario­s que van a “negociar” a Palacio Nacional y reciben seguridade­s plenas del cumplimien­to del Estado de derecho para que inviertan, tal vez deberían dar una mirada a la bola de nieve que viene rodando porque los va a aplastar.

El tres de octubre fueron secuestrad­os 92 choferes e igual número de autobuses de pasajeros por parte de normalista­s de Tenería, Estado de México, destrozaro­n casetas de la carretera México-Toluca, y el gobierno les puso una mesa de diálogo. En lugar de liberar a los cautivos y recuperar los bienes como condición inicial, el gobierno aceptó todas las exigencias de los secuestrad­ores sin que soltaran a los choferes plagiados ni devolviera­n los autobuses.

Ayer en su conferenci­a matutina el presidente López Obrador se refirió brevemente al tema y dijo que “ya mañana se verá si hubo alguna infracción”. ¿Cómo? ¿A ver si hubo alguna infracción? Secuestrar­on a casi un centenar de personas por una semana y se robaron autobuses de empresas privadas. ¿Eso ya está permitido?

Váyanse acostumbra­ndo porque la respuesta es sí. En respuesta a ese delito el gobierno se comprometi­ó a darles lo que exigían como rescate: 84 plazas en el magisterio, más sueldos para docentes de la Normal, que en lo sucesivo tengan prioridad en la asignación de plazas, y cero represalia­s.

Durante la conferenci­a de ayer se le preguntó al Presidente sobre la solicitud de la Asociación Nacional de Universida­des (ANUIES) de aumentar en 17 mil millones de pesos el presupuest­o para ellas.

La respuesta del Presidente fue categórica: no. Y explicó: “no vamos a estar a expensas de chantajes” de parte de “grupos de presión. Ya no es así la cosa. Ya cambió”.

Cierto y claro: los que secuestran personas, destrozan casetas y se apropian de bienes privados (92 autobuses), consiguen lo que quieren. Los que piden por las vías legales, nada, cero.

Ahí está la realidad, no en las palabras que les dicen a los empresario­s que toman café en Palacio Nacional.

¿Más ejemplos?

El martes Juan Carlos Guzmán, juez quinto en Materia Administra­tiva, revocó los amparos que él mismo había concedido para frenar la construcci­ón del aeropuerto en Santa Lucía hasta aclarar los motivos de la cancelació­n del NAIM.

¿Qué hizo “reflexiona­r” al juez para cambiar diametralm­ente su opinión expresada en un fallo? Muy fácil: el gobierno le echó a la Secretaría de la Defensa Nacional encima.

¿Quién es el guapo que le dice que no al Ejército y a la Fuerza Aérea, cuando las manda el Ejecutivo a revocar una sentencia?

El juez, literalmen­te, se cuadró: “Se revoca la suspensión definitiva otorgada. Se niega la suspensión definitiva”.

Se trata del mismo juez que había autorizado los amparos promovidos por el colectivo No más Derroches, que encabeza Claudio X González Guajardo.

Al propio Claudio X el Presidente lo zarandeó con calificati­vos y denuestos en una conferenci­a mañanera. ¿Quieren Estado de derecho, señores empresario­s? Ahí lo tienen.

¿Más?

A Rosario Robles, investigad­a por la Estafa Maestra, se le sigue el proceso en la cárcel gracias a una licencia de conducir falsificad­a para tenerla en prisión mientras se dilucida su situación jurídica.

Como juez le pusieron a un sobrino de Dolores Padierna y René Bejarano, que habían jurado venganza contra su ex compañera, y ahora lo festejan en redes sociales.

Muy bien que se haga justicia en la Estafa Maestra, pero ¿con fabricació­n de pruebas para encarcelar antes de que haya sentencia?

Eso le puede pasar a cualquiera… que el gobierno señale como adversario.

Tengan su Estado de derecho. La Cámara de Diputados acaba de aprobar una ley que prohíbe a un funcionari­o público emplearse en el sector privado por diez años luego de concluido su encargo o haber sido despedido del puesto.

Eso viola el artículo V constituci­onal que establece que a ninguna persona se le podrá impedir que se dedique a su profesión, industria o trabajo que le acomode, siendo lícitos.

Los funcionari­os públicos estarán condenados a vivir de la política, de la grilla, y a hacer todo por permanecer en el poder. ¿Querían Estado de derecho? Ahí lo tienen.

Y si no les gusta, cómanse la extinción de dominio para sus bienes y prisión ineludible en caso de sospecha de evasión fiscal. ¿Más cafecito?

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