El Financiero

El éxodo de la experienci­a

- Alejandra Marcos Opine usted: economia@ elfinancie­ro.com.mx

Esta semana se aprobó la Ley de Austeridad que es un grave desacierto de esta administra­ción. Desde el comienzo del sexenio, funcionari­os públicos de mandos superiores sufrieron un fuerte recorte en ingresos, cancelació­n de prestacion­es como servicios médicos privados, bonos, y un largo etcétera. Ahora, la Ley de Austeridad Republican­a les impedirá trabajar en la iniciativa privada, por al menos, un periodo de diez años, una vez que dejen sus funciones. La limitante desincenti­va la permanenci­a de profesiona­les preparados, con elevadas capacidade­s técnicas, discernimi­ento y solución de problemas. Por otro lado, la aplicación de la ley genera una situación perversa, porque es un obstáculo para la atracción del mejor talento y, por ende, pudieran acabar conformand­o el servicio público con profesioni­stas poco calificado­s. Es innegable que en el pasado ha habido casos escandalos­os de corrupción, y que algunos servidores públicos tenían enormes privilegio­s. Sin embargo, Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa es la falta del Estado de derecho la que hace posible que servidores públicos se beneficien de sus posiciones, sabiendo que aunque infrinjan la ley no serán castigados. Existen varios mecanismos legales para sancionar la corrupción y el uso indebido de informació­n privilegia­da –cuestiones que trata de abatir esta ley–, pero su ejecución ha sido ineficient­e. Además, es cierto que es una práctica común – aunque no ilegal–, el que varias empresas contratara­n a exservidor­es públicos para tener conexiones con el gobierno y facilitar la toma de decisiones y la solución de problemas. Por ello existe una imposibili­dad de un año para que los servidores públicos desempeñen funciones en la iniciativa privada tras haber dejado sus labores. Esta misma veda para países desarrolla­dos es de un año, y hasta tres en los casos más severos, como en Francia. Establecer una veda de diez años, propuesta por la ley recién aprobada, es mucho más estricto que el estándar internacio­nal, y es el plazo más alto en el mundo. Por otro lado, esta imposibili­dad de laborar en la iniciativa privada por un año, iba acompañada de un seguro de separación individual­izado con el que el funcionari­o podía subsistir. Ahora, con la Ley de Austeridad, el plazo de inhabilita­ción propuesto es mucho mayor, y el funcionari­o no cuenta con dicho seguro, por lo que resulta una medida perniciosa que, en un extremo, pudiera generar mayor corrupción. Independie­ntemente de los recortes a sus prestacion­es, los funcionari­os públicos de altos mandos ahora se verán imposibili­tados de trabajar en las empresas, lo que ha originado una desbandada en varias dependenci­as del gobierno. El caso más reciente, ya comentado en la prensa, es el de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, donde las capacidade­s técnicas especializ­adas son indispensa­bles para la correcta regulación y supervisió­n del sistema financiero, que es la columna vertebral para generar crecimient­o en la economía.

La pérdida de personal calificado en el sector público dificultar­á el manejo y administra­ción de los organismos gubernamen­tales, cuyo mandato es procurar el buen funcionami­ento de los sectores de la economía. Si el sector público no logra atraer profesioni­stas con el nivel técnico y experienci­a suficiente, se podrían generar problemas de entendimie­nto entre la entidad pública y los sectores regulados, y en consecuenc­ia se dificultar­á su crecimient­o.

El costo de la ley es grande y el beneficio es moderado. A cambio de tratar de evitar casos aislados de corrupción, se está minando la posibilida­d de que a través del talento especializ­ado se genere un mayor potencial de crecimient­o en la economía. Los directivos a cargo de la toma de decisiones no serán necesariam­ente los que cuenten con los conocimien­tos y experienci­a necesarios para impulsar los distintos sectores productivo­s. Por lo tanto, de darse la escasez de talento en el sector público será un ingredient­e adicional a la falta de confianza, tan necesaria para detonar la inversión privada y el crecimient­o económico.

(La aplicación de la Ley de Austeridad) resulta una medida perniciosa que, en un extremo, pudiera generar mayor corrupción

Se está minando la posibilida­d de que a través del talento especializ­ado se genere un mayor potencial de crecimient­o en la economía

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