Un tercio de México está ¿aburrido, aburrido, aburrido?
El presidente dijo que el pueblo de México está feliz, feliz, feliz. No hay dudas de eso. No para siete de cada 10 connacionales, de acuerdo con la encuesta más reciente de El Financiero.
El problema emocional parece estar en el restante 30 por ciento. ¿Es posible que coincida ese porcentaje con el de quienes tienen la capacidad de invertir? Quizá. El director de una empresa alimenticia grande comentaba que la demanda de sus productos de exportación crece rápidamente. Desesperado explicaba que para cumplir con los pedidos requiere abrir nuevas plantas, pero tiene varios permisos “atorados” en la Semarnat, responsable de autorizar las manifestaciones de impacto ambiental (MIA) indispensables para instalar una fábrica.Los responsables tienen miedo de aprobar todos los permisos, exponía en esa ocasión. En efecto, la gente de los puestos gubernamentales de menor rango –que es la que opera en el gobierno– parece temer la pérdida de su trabajo si contraviene cualquier política del presidente Andrés Manuel López Obrador. El problema es conocer esa política. El mes pasado el mayor banco estadounidense, JP Morgan, dirigido por el influyente Jamie Dimon, organizó su Décimo cuarta Conferencia de Oportunidades en México. Acudieron alrededor de 200 de sus clientes. Todos ellos dueños o responsables de fortunas que empiezan en las centenas de millones de dólares.
Ellos escucharon 16 presentaciones y paneles de discusión ofrecidos por líderes gubernamentales y de empresas instaladas en México. Dos secretarios de estado y un subsecretario del gobierno de AMLO cuyos nombres no fueron revelados públicamente, acudieron al encuentro. ¿Qué conclusión sacó de ahí la más relevante analista de capital privado en ese banco?
“Las empresas no están dispuestas, sino ávidas de invertir. Lo que falta es claridad y consistencia en el mensaje que fluye del presidente a los que realmente hacen las cosas pasar dentro del gobierno”, expuso JP Morgan en un informe firmado por su principal estratega en el mercado nacional, Nur Cristiani.
“Todavía estamos animados por la disposición, pero decepcionados por la falta de una mejor perspectiva de la macroeconomía y los mensajes mixtos del gobierno”, abundó en su texto. La política económica de ese gobierno está encabezada por Arturo Herrera, secretario de Hacienda que al arranque de octubre dijo esto ante un senado conformado principalmente por legisladores de Morena:
“Si las cosas no cambian, en los próximos 100 años Chile va a ser 4 veces más rico que México”. Aclaremos las cosas. Hoy México es 4 veces más rico que Chile. El punto del secretario se basó en una aparente queja tácita hacia los senadores: México no atrae inversiones actualmente. Ése es un problema porque, dijo Herrera, los privados invierten siete veces más dinero en México que el Gobierno mexicano y la inversión fija el país ya cayó 9.1 por ciento en 12 meses, según el INEGI.
“En cada panel en el que participaron empresarios, independientemente del sector, un mensaje fue claro: entienden que hubo un cambio de régimen en México, no solo de administración. Entienden que esto significa que es un juego nuevo, pero quieren tener claro las reglas de este nuevo juego” expuso JP Morgan en su reporte fechado el 30 de septiembre que añadió:
“La mayoría de los empresarios que escuchamos elogiaron la apertura de AMLO y su pragmatismo, pero varios destacaron que no era el caso con las capas inferiores, aquellos funcionarios que aprueban permisos o desbloquean contratos”.
Eso hace hoy del entorno económico nacional, uno definitivamente lento y aburrido.
Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero