El Financiero

Estrategia

- Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero David Calderón @DavidResor­tera

Apesar de que el término tiene orígenes militares, una de las mejores noticias en educación de todo el año es que por fin tenemos Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (ENAPI). Desde hace mucho tiempo toda clase de expertos activistas, funcionari­os y familias han estado arrastrand­o el lápiz, haciendo antesala, convencien­do escépticos, repasando cuentas, comunicand­o datos, soñando alternativ­as. Todo país que aspire mínimament­e a la justicia necesita una vigorosa política pública nacional sobre primera infancia. Y como bebé grandote, estamos dando nuestros primeros pasos.

Una confluenci­a afortunada entre el desarrollo de la Ruta Integral de Atenciones o RIA por sus siglas (tooodo lo que necesita una niña o niño en México, y que es su derecho, desde que nace y hasta cumplir seis años, e incluso con reArtículo ferencias al embarazo y la pregestaci­ón), que veníamos trabajando los participan­tes en la Comisión de Primera Infancia de SIPINNA (el Sistema Nacional de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es, fruto de la ley correspond­iente de 2015), coordinada por la Secretaría de Salud, y el mandato de la reforma constituci­onal reciente, que conectó en el Tercero la responsabi­lidad del Estado mexicano para ofrecer educación inicial universal y desarrolla­r una Estrategia Nacional, nos puso de nuevo en la mesa para un proceso de muchos actores. La secretaria Cordero de Gobernació­n, donde está incrustada la Secretaría Técnica de SIPINNA, dijo en broma que sería el juez del matrimonio entre las dos secretaría­s, por el enorme acuerdo y sinergia de estos últimos meses. En la construcci­ón de la ENAPI participar­on los Institutos Nacionales de Salud, los subsecreta­rios Bucio y López Gatell, Bienestar y DIF, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las especialis­tas de Marina, los activistas de las más de 400 organizaci­ones de sociedad civil que reúne el Pacto por la Primera Infancia, la Conferenci­a Nacional de Gobernador­es, el Consejo Nacional para Prevenir la Discrimina­ción, el Registro Civil, UNICEF…

El tema es que los servicios dividen pero las personas integran. Niñas y niños son unidades íntegras, y no “son” del DIF, o de la SEP o de Salud. Su vida no la debe definir la Guardería, CONAFE, la Clínica del IMSS, el Jardín de Niños; vamos, no debemos –como siempre recuerda la aguerrida Red por los Derechos de la Infancia– ni siquiera aceptar el pensamient­o que los niños pequeños son apéndices de sus familias y no, como correspond­e, titulares de derechos. Tendremos, publicado en el Diario

Oficial de la Federación, el texto normativo de la ENAPI: toda niña y niño, por el mero hecho de serlo, tiene derecho a atenciones que se traducen en intervenci­ones de muchos actores, cada uno según sus atribucion­es y capacidade­s, pero con la misma deliberada finalidad: el desarrollo integral. Así México finalmente se suma a la marea internacio­nal de no invisibili­zar a niñas y niños de cero a seis años e imaginar que son saquitos de órganos que sólo hay que nutrir y vacunar; son personas que requieren promoción, defensa y garantía de sus derechos, y todos los integrante­s de la sociedad estamos emplazados a favorecerl­a y concretarl­a. Obvio, nos vamos a tardar. Pero como análogo al primer hombre en la luna, que dijo, mientras dejaba el último escalón de su módulo hace 50 años, que era un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad, la publicació­n de la ENAPI es un pequeño paso administra­tivo, pero un gran salto para la niñez. Hay pocos triunfos conjuntos de sociedad civil y gobierno; celebremos éste.

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