CoDi: Un paso más hacia la inclusión financiera
Si bien existen algunos cuestionamientos sobre el éxito inicial de esta herramienta, también es cierto que todavía existen muchas oportunidades para su desarrollo y crecimiento, especialmente si se tiene en cuenta la importancia de lograr mejores niveles de inclusión financiera y
bancarización en México.
El pasado 29 de septiembre, el Banco de México puso en marcha de manera oficial una nueva herramienta, llamada CoDi. Este es, en esencia, un sistema de pagos vía electrónica, que busca impulsar la inclusión financiera y fomentar la competencia. Esta iniciativa presenta el gran reto de generalizar su uso, dado que sólo se necesitan solo dos cosas para beneficiarse del sistema: un celular inteligente y una cuenta de banco, ligada y dada de alta en este sistema. El sistema funciona a través de código QR o por aproximación (NFC) y no implica costos adicionales de transacción.
A pesar de la aparente sencillez de su funcionamiento, el
Socio Líder de la Práctica Regulatoria del Sector Financiero en PwC México.
Banco Central estima que, a un año de su entrada en vigor, solo habrá sido utilizado por casi 20,000 personas, incluyendo físicas y/o morales, muy por debajo de su potencial esperado. Por tanto, a pesar del alcance de la tecnología y el uso de una infraestructura existente, se considera que este éxito es relativo, pero ¿por qué sucede esto? La respuesta es simple: la inclusión financiera es un reto y un tema prioritario para México, existiendo todavía mucho camino por recorrer.
En efecto, si bien los esfuerzos realizados en la materia han rendido frutos, aún existen oportunidades. Según el Reporte Nacional de Inclusión Financiera 2018, a junio del 2017, todavía en 549 municipios del país, no hay presencia de algún canal de acceso financiero — entiéndase sucursal bancaria, comisionista, cajero automático o Terminal Punto de Venta (TPV)—; y solo en 42.7% de los municipios se registra presencia de los cuatro canales financieros. Otro indicador relevante es el número de cuentas de captación de recursos. En este sentido, el dato es revelador y explica, en parte, por qué podría ser exitoso CoDi. Al cierre de junio de 2017 se tenían registradas 111 millones de cuentas: 81% son transaccionales.
Por tanto, existen numerosas oportunidades para garantizar, no sólo la necesidad de este tipo de soluciones, sino también su éxito. En este último sentido, el uso de efectivo, de acuerdo con información del IMCO, representa altos costos para lasa empresas, por riesgo de pérdidas y costos relacionados con la transacción.
Sin embargo, entre los años 2010 y 2017, su uso aumentó. El saldo de billetes y monedas, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), aumentó en promedio 5% anual. En contraste, el monto de las transferencias electrónicas creció 11%, pero disminuyó como porcentaje del PIB en 8%. Este es el gran desafío, lograr que la población utilice más el canal electrónico.
En virtud de todo lo anterior, CoDi, se presenta como un efectivo mecanismo para impulsar la inclusión financiera, la bancarización, generar historial financiero y abonar a mejorar el costo de los servicios financieros hacia los usuarios. En temas de tecnología ligada a servicios financieros, lo mejor está por venir y habrá que observar detenidamente la manera en que se desarrolla. La participación de las autoridades financieras, los integrantes del sistema y los usuarios en caminar hacia un mismo lado es crucial para lograr los objetivos de política de inclusión financiera propuestos.