Rumbo al Estado fallido
Es tal la incapacidad o tal vez complicidad del gobierno mexicano para combatir a los cárteles de la droga que el mismo presidente Donald Trump ofreció su “apoyo incondicional” para hacerles la guerra y borrarlos de la faz de la tierra. “Simplemente esperamos una llamada de su nuevo presidente”, acotó el mandatario estadounidense. “Una maravillosa familia y amigos de Utah quedaron atrapados entre un enfrentamiento de los cárteles de la droga… con el resultado de muchos grandes estadounidenses fueron asesinados, incluidos niños pequeños, y algunos desaparecidos. Si México necesita ayuda en la limpieza de estos monstruos. Estados Unidos Está listo, dispuesto y capaz de involucrarse y hacer el trabajo de manera rápida y efectiva. El gran nuevo presidente de México ha trabajado sobre este problema, pero los cárteles se han vuelto tan grandes y poderosos que a veces se necesita un ejército para derrotarlos”.
El mensaje de Trump no es una ocurrencia y no solo se debe a que varios de los asesinatos en Chihuahua, miembros de la familia LeBarón tenían la nacionalidad americana, se trata de que las alertas están encendidas en la Casa Blanca por la pasividad, por decir lo menos, del gobierno de la 4T para enfrentar a los capos de la droga.
La liberación de Ovidio Guzmán no se trató de una capitulación para evitar muertes de inocentes, sino se debió al manto protector tendido desde las alturas.
El malestar de l las Fuerzas Armadas de México no solo es por el nivel de indefensión en el que están, sino por pretender cargarles toda la culpa del operativo de Culiacán, cuando los mandos civiles, incluyendo el presidente de la República, estaban perfectamente enterados desde hace meses sobre el cerco que cada vez se estrechaba en torno al hijo del Chapo Guzmán.
Ahora, con la masacre de Chihuahua, es la confirmación de que estamos ante un Estado fallido por la incapacidad manifiesta de brindar seguridad a los mexicanos.
De acuerdo con el centro de estudios Fund for Peace, hay varios parámetros para declarar el Estado fallido: 1. Pérdida de control físico del territorio. El propio Alfonso Durazo, titular de la SSC, ha reconocido que en el país hay regiones que están en poder de los criminales. El segundo parámetro tiene que ver con la erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
En general un Estado fallido se distingue por un fracaso social, político y económico, caracterizándose por tener un gobierno tal débil o ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio. No provee ni puede otorgar servicios básicos y presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad.
Como se aprecia en estas pinceladas sobre la definición de un Estado fallido, encuadra perfectamente en la situación actual del país y no solo hablamos de los peores índices de criminalidad que se padecen, sino del caos que prevalece en el gobierno para revertirlo. Definitivamente, sin las Fuerzas Armadas mexicanas, AMLO está maniatado para pacificar al país y en esta lógica resulta inconcebible que todavía se les vitupere.
México va rumbo a un Estado fallido.