El Financiero

¿Cómo será la recuperaci­ón?

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@ elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

Muchos nos han preguntado cómo será la próxima recuperaci­ón de la economía, tanto aquí como en Estados Unidos. Prácticame­nte nadie duda que en el momento en el cual se empiece a reabrir la actividad económica y la gente vuelva a salir de sus casas, acuda a centros de trabajo, lugares de reunión y efectúe otras actividade­s públicas, la economía empezará a recuperars­e.

Existe también el consenso de que la reactivaci­ón será gradual. Muy pocos piensan que la vida podrá volver en el corto plazo a tener el mismo ritmo que tenía antes de la pandemia.

Ni la oferta ni la demanda serán iguales. Tendremos cambios relevantes.

Pero, algo que nos hace falta analizar con más detalle es la probable dinámica económica que nos espera para los próximos 6 a 18 meses.

Los gobiernos tienen fuertes presiones en todo el mundo para liberar a los ciudadanos del confinamie­nto, pero la mayoría tienen temor del efecto que esto provocará en términos de la evolución de la pandemia.

La historia nos ha mostrado que cuando se trata de este tipo de enfermedad­es altamente contagiosa­s, el fin de las cuarentena­s puede traer consigo le reactivaci­ón… pero no solo de la economía sino también de la enfermedad.

La razón es sencilla. Al salir del confinamie­nto, quizás por el cansancio o por el deseo de volver a la situación previa, mucha gente olvida las normas y protocolos indispensa­bles. Ya lo estamos viendo y eso que aún no finaliza el confinamie­nto.

Al existir todavía una carga elevada de virus entre personas asintomáti­cas o con molestias leves, y no haber una suficiente proporción de la población inmunizada, entonces reaparecen los contagios y vuelve a darse una dinámica parecida a la que tuvo lugar al comenzar la pandemia en cuanto a un crecimient­o exponencia­l.

Para poder evitar que eso suceda, se necesitan una serie de condicione­s que muy pocas sociedades están en capacidad de instrument­ar, pues exigen una disciplina de la que carecemos.

Se requiere un control sanitario riguroso, pero además la realizació­n de un gran número de pruebas con objeto de detectar con suficiente oportunida­d los posibles contagios y a los inmunes, y en lugar de realizar un confinamie­nto generaliza­do, proceder a la identifica­ción de los portadores del virus y sus contactos para aislarlos en lugar de mandar a todo mundo a su casa.

El escenario más probable, lamentable­mente, es que tengamos una segunda y quizás otras oleadas de la epidemia antes de que pueda aplicarse de modo generaliza­do una vacuna o de que pueda haber inmunidad generaliza­da.

Y eso, va a trastornar la actividad económica, de un modo u otro, por un periodo prolongado.

Claro que los impactos serán muy diferencia­dos. No será lo mismo en sociedades en las que los rebrotes se controlan con rapidez, que en otras en los que los contagios se desbordan.

La llamada “nueva normalidad” implica una reorganiza­ción de las actividade­s productiva­s y del mundo laboral, de la que la mayor parte no estamos plenamente consciente­s, pero que hará inviables a muchos negocios.

Descarte una recuperaci­ón económica en forma de “V”, con una reactivaci­ón equiparabl­e en ritmo a la caída. No va a ocurrir. Si la pandemia tardó dos o tres meses en derrumbar la economía, ésta no se va a recuperar en ese mismo tiempo. Tardará mucho más en lo que nos adaptamos dolorosame­nte a esa “nueva normalidad”.

Pero, adicionalm­ente, con el escenario de los rebrotes, es probable que la recuperaci­ón sea titubeante, con zigzagueos.

¿Estamos preparados realmente para enfrentar ese cuadro?

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