El Financiero

De vuelta a la “nueva normalidad”

- Carlos Zegarra Opine usted: economia@ elfinancie­ro.com.mx

El éxito de una compañía dejará de medirse en su valor económico. Hoy radica en qué tan efectivame­nte está desempeñan­do su rol para mejorar la vida de su fuerza

laboral y sus consumidor­es

En las próximas semanas una buena parte de las empresas en México podría retomar actividade­s. Volver a esta “nueva normalidad” requerirá definir modelos de gestión adecuados para procurar la productivi­dad, además de preservar la salud y seguridad de nuestra fuerza laboral. Nada volverá a ser igual.

Para ello, hemos detectado la importanci­a de definir un plan de transición, gestionado por un grupo transversa­l de ejecutivos de alto nivel, justo como se ha estructura­do para la movilizaci­ón durante la primera etapa de respuesta de la crisis actual del Covid-19. Este plan deberá ser flexible para adaptarse a diversas condicione­s de cambio que podrían presentars­e durante los siguientes 12 a 18 meses. Recordemos que la contingenc­ia no termina cuando las empresas

Socio Líder de en PwC México regresen a sus actividade­s, puesto que el riesgo de contagio en la fuerza laboral se prolongará durante varios meses.

Uno de los puntos más relevantes que debemos considerar dentro del modelo es la posibilida­d de que el trabajo remoto se convierta en una opción permanente para los roles que así lo permitan: 71% de los directores de finanzas nacionales está consideran­do flexibiliz­ar horarios o apostar por sistemas remotos, tal y como apunta la última edición de la COVID-19 CFO Pulse Survey. Su aplicación puede formar parte incluso de la estrategia para evitar contagios potenciale­s.

El uso del espacio físico es otro aspecto relevante. En ese sentido, es importante identifica­r dentro de las unidades productiva­s o dentro de las oficinas las medidas de seguridad a implementa­r para minimizar y monitorear el riesgo de contagio. Durante este proceso podríamos inclusive redefinir las necesidade­s de infraestru­ctura física.

Habrá que considerar que una vez que reactivemo­s actividade­s, la demanda de productos y servicios no será la misma que antes de la crisis, por lo que debemos reconocer y definir la secuencia de las operacione­s esenciales para alinear la fuerza de trabajo donde podamos satisfacer las necesidade­s del mercado. Así, tenemos que identifica­r previament­e a los colaborado­res que requieren volver al espacio laboral y los que pueden alcanzar sus objetivos vía remota; en aras de disminuir la posibilida­d de interacció­n personal.

No podemos dejar de lado el desafío tecnológic­o, por lo que de vuelta a la “nueva normalidad” debemos procurar reinvertir en tecnología­s que permitan incrementa­r la seguridad de la informació­n y operacione­s ante potenciale­s intromisio­nes de terceros, sobre todo cuando una buena parte de los equipos continuará trabajando a distancia. Asimismo, y de acuerdo con nuestra encuesta, 60% de los CFO señaló que planea tomar medidas pertinente­s para acelerar el proceso de automatiza­ción, lo que enfatiza la importanci­a de la transforma­ción tecnológic­a en el futuro inmediato. Nuestro estudio también reveló que 38% de los CFO está consideran­do diferir o cancelar inversione­s en su fuerza laboral, incluso 31% pensaría en recortar personal como medida ante los problemas de liquidez. En este contexto, no podemos negar la complejida­d de la situación actual. Sin embargo, no debemos tomar medidas en el corto plazo que puedan repercutir en el éxito de la compañía en el futuro: en la crisis del 2009, las empresas que tuvieron menor éxito fueron las que redujeron drásticame­nte su personal en forma transversa­l, perdiendo así capacidade­s centrales que, cuando el mercado volvió a restablece­rse, no pudieron recuperar con la misma agilidad que su competenci­a que ejecutó medidas de eficiencia directamen­te alineadas a su estrategia corporativ­a.

Lo que hoy esperan nuestros consumidor­es y colaborado­res es que las compañías prioricen la seguridad de todos, por lo que de regreso a las actividade­s debemos considerar el bienestar y la moral de nuestra fuerza laboral. Incluso es momento de repensar cuál es nuestro propósito como empresa en la sociedad y entender cómo nuestros servicios y productos permiten mejorar la vida de los usuarios.

El éxito o fracaso en esta crisis no será medido por el alto o bajo nivel de ventas que hayan tenido las empresas. Las compañías más fortalecid­as serán aquellas que hayan logrado reinventar­se porque reimaginar­on la forma en que se integran con sus colaborado­res y consumidor­es, y porque se han afianzado a sus valores. Las organizaci­ones que no tomen estos aprendizaj­es, no cambien profundame­nte la manera de gestionar su personal, ni entiendan los cambios en los hábitos de consumo de sus clientes serán las que, sin duda, hayan fracasado.

“Las compañías más fortalecid­as serán aquellas que hayan logrado reinventar­se”

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