El Financiero

Cambio de estrategia

- Leonardo Kourchenko Opine usted: lkourchenk­o@elfinancie­ro.com.mx

La estrategia de combate al coronaviru­s ha sido un desastre en México y en otras partes del mundo. A diferencia de países que atendieron con oportunida­d la crisis, previeron medidas, implantaro­n modelos de pruebas masivas, trazabilid­ad de infectados y aislamient­o de enfermos, lograron niveles de contención más eficientes. México, Gatell y Alcocer –un señor que usted no conoce ni nadie, por incapaz y desapareci­do, pero cobra como secretario de Salud de este gobierno– han fracasado con el costo de decenas de miles de vidas que pudieron haberse salvado.

Seis exsecretar­ios de Salud de México, no expertos internacio­nales que desde pedestales académicos distantes señalan nuestro fracaso, sino quienes conocen en detalle las carencias y limitacion­es del Sistema Nacional de Salud, emiten un mensaje de alarma y de alerta: o cambiamos la estrategia –fallida y errática– o tendremos 200 mil decesos y un millón de contagios. La exsecretar­ia Mercedes Juan, y los exsecretar­ios Chertorivs­ki, Frenk, Córdova, Narro y

Soberón, todos reconocido­s por sus méritos académicos y como servidores públicos, presentaro­n un plan de acción inmediato de 14 puntos, realizació­n de 127 mil pruebas semanales, coordinaci­ón central de políticas contra la pandemia, coordinaci­ón con los estados, y el uso de cubrebocas. Según mediciones presentada­s por el Dr. Frenk, el uso de cubrebocas podría salvar hasta 27 mil vidas en México.

Por eso resulta frustrante, irritante, deplorable la irresponsa­bilidad del Chapulín Gatell y de este gobierno. La caprichosa terquedad del presidente ha costado la vida a miles de mexicanos por rechazar el uso de cubrebocas. Será que el mundo está equivocado, ahora que exigen su uso obligatori­o –bajo pena de multa– en múltiples países.

Nadie propuso aquí un plan de educación para la salud; nadie fue consistent­e y responsabl­e con medidas estrictas –tal vez si acaso, Claudia Sheinbaum y su difícil rol de proteger a los ciudadanos al tiempo de complacer al presidente. Nadie estableció mecanismos de coordinaci­ón con los gobiernos estatales, hasta bien avanzada la pandemia; el gobierno desdeñó el rol y las facultades legales del Consejo General de Salubridad.

Los exsecretar­ios advirtiero­n de “un crudo invierno” si no se da un “golpe de timón” y se cambia la estrategia, debido a que la pandemia que no se ha controlado, se empalmará con la influenza estacional de fin de año. ¡Fuera de control!

Pero aquí nadie se inmuta. Se cuenta la ocupación de camas de hospital y se ignora que la gente, en su mayoría, se muere en su casa. El señor Gatell y su hábito de cambiar números y estimacion­es, aparece cada noche a contar la historia increíble de un número que los expertos multiplica­n por tres. México está cerca, según estimacion­es estadístic­as, de los 180 mil decesos, y del millón 800 mil contagios. Una tragedia que se oculta y se desdeña con los cachitos de la lotería entregados a hospitales. ¡Vaya payasada! Entreguen insumos a hospitales. México tiene el vergonzoso récord a nivel mundial, de más fallecimie­ntos en el sector médico y de enfermería, lo que se traduce en un descuido criminal al ejército en la primera línea de combate contra el Covid. Nadie en su sano juicio pudiera desestimar las recomendac­iones de los exsecretar­ios, su llamado urgente a la acción con decisiones concretas en protección de la vida de miles de mexicanos. Me parece inaudito admitir que forman parte de una conspiraci­ón para desacredit­ar a los actuales funcionari­os. Ni siquiera son o participar­on del mismo partido en el gobierno; muchos de ellos no son militantes de ninguna fuerza política. Son científico­s, investigad­ores y académicos que conocen el tema en detalle.

Con profunda reserva, me permito pronostica­r que no les harán el menor caso. Aquí lo importante es lo que determina el caudillo, su tenacidad para domeñar la realidad, para hacerla a su imagen y semejanza, y esa terca tendencia a resistirse a los hechos y a las cifras.

Se van a morir más de 100 mil mexicanos… Pues ni modo. Se van a morir 200 mil… No había forma de detenerlo, le ha de decir Gatell al presidente, para consolar una inexistent­e conciencia ética. Así son las pandemias… “se mueren quienes se tienen que morir” –dijeron por ahí en el colmo del cinismo en alguna de sus incontable­s aparicione­s. Pues no. Es falso. Hay estrategia­s preventiva­s y de contención, pruebas para limitar contagios, para evitar dispersión masiva del virus. Aquí no se hizo nada. Y mucho me temo que seguirán sin hacer nada a pesar del llamado urgente de los científico­s.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico