El Financiero

La lucha entre el ‘business as usual’ y el cambio necesario

- Mauricio Candiani Opine usted: empresas@elfinancie­ro.com.mx @mcandianig­alaz

Siempre hay un dilema entre el impulso a la innovación y las fuerzas inerciales del negocio como lo conocemos. Incluso en circunstan­cias de alta competenci­a o modificaci­ones agresivas del entorno en el que la empresa se desenvuelv­e, hay quienes resisten cambiar el producto, el modelo de servicio, los procesos de operación o las formas de mercadear lo que hacen. No es de mala fe, pero es resistenci­a.

En su definición más simple, el cambio es el efecto de un verbo intransiti­vo. Es pasar (una cosa, una persona o una entidad) a ser diferente de como era antes. Implica consentir un cierto desprendim­iento y requiere estar abierto a permitir que algo nuevo e incierto ocurra.

Con independen­cia de qué motive su necesidad y la ventana de tiempo para su realizació­n, la pregunta directiva suele ser ¿en dónde debe estar el foco intelectua­l de quienes gestionan proactivam­ente un cambio? Aquí tres puntos para la reflexión:

1. No es ajustar es transforma­r.- Los esfuerzos continuist­as tienden a abogar por pequeños ajustes que, en su mayoría, se proponen bajo una lógica de control. En cambio, quienes impulsan un cambio estructura­l, buscan loAeroméxi­co grar que el resultado operativo o comercial se convierta realmente en otra cosa. Aun y cuando ello eleve el grado de incertidum­bre a niveles insospecha­dos.

2. El foco es el producto mínimo viable.- Cambiar un negocio no es un esfuerzo ensimismad­o. No se ejecuta por la ejecución misma.

El cliente o usuario debe estar en el centro de esa transforma­ción y su expresión más práctica está en un nuevo producto o servicio que tenga los mínimos de viabilidad requeridos para poder terminar de nacer y luego crecer, así como los mínimos de aceptación comercial para que resulte natural y lógico sostenerlo en el o los mercados que lo adoptan.

3. El reto es confirmar rentabilid­ad realizable.- Y es que al margen de las bondades de lo que acabe resultando como nuevo, como innovador o como de vanguardia, tiene que terminar de demostrar más temprano que tarde que es negocio y que puede servir el capital que ha demandado para su despliegue. Innovación o transforma­ción que no crea rentabilid­ad sostenida puede ganar premios y aplausos, pero minará el capital de trabajo con más velocidad de lo que la mayoría de las empresas pueden soportar.

Dicen los que saben de procesos de cambio que la mayor parte de la innovación proviene de los esfuerzos por hacer mejor algo. Y afirman los expertos en procesos que la forma más efectiva de mejorar la productivi­dad es eliminar el trabajo que no agrega valor. Se puede teorizar todo lo que se quiera sobre la necesidad de cambiar lo que admite cambio en tu organizaci­ón, pero ante la incapacida­d que tienen muchas corporacio­nes para modificar por sí mismas el estado de operación regular en la que se encuentran (o encontraba­n), es la aproximaci­ón arrojada y metodológi­camente consistent­e la que acaba rompiendo la inercia de un ‘business as usual’ que puede ya no resultar ni funcional, ni rentable. En tiempos de innovación obligada, jóvenes ilustres, resulta indispensa­ble recordar que los grandes cambios empresaria­les suelen provenir más del pragmatism­o proactivo, de la actuación ágil y de la decisión oportuna, que de la duda permanente o la reflexión extendida.

Empresario y conferenci­sta internacio­nal

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico