El Financiero

La estulticia del sorteo del avión

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Si no has comprado tu cachito de lotería para el sorteo del avión presidenci­al, no te preocupes; si tienes la mala suerte de enfermarte y acudir a los nosocomios que administra el Insabi, a lo mejor te lo regalan o si eres uno de los privilegia­dos de pertenecer al sindicato de Pemex o de los mineros, pues igual sus líderes te harán llegar uno con tu respirader­o.

En el mundo al revés que se ha convertido nuestro México desde julio de 2018, se nutre la agenda pública con un sorteo que rifa un avión que nadie se sacará y por el contrario, los ilusos perderán y los demás, los “listos”, solo reciclaron el dinero público, pues la mayor parte del dinero recaudado provendrá del presupuest­o y, en el mejor de los casos, terminará en los servicios de salud.

Ver para creer; este periplo, que tiene un tufillo de corrupción de los dineros públicos, no requiere que la Auditoría Superior de la Federación mande a sus mejores auditores para detectar cómo se birlan y se burlan, de los recursos públicos, y de los mismos contralore­s internos de las dependenci­as.

Qué seguirá después del sorteo del 15 de septiembre; unos dicen que el avión presidenci­al lo rifarán otra vez en el sorteo de Navidad; otros, que se lo ofrecerán a Joe Biden para cuando ya sea presidente de EU.

Lo más maliciosos, apuntan que se desmantela­rá en tres partes y se pondrá cada pieza en las obras que inaugurará el presidente en lo que resta de su sexenio, si es que se terminan de construir: Dos Bocas, Tren Maya y Santa Lucía.

Lo cierto es que esta obra del surrealism­o político de la 4T, que incluso Franz Kafka envidiaría, ha quedado registrada como la mayor farsa y tragicomed­ia de la política mexicana envuelta entre pañales de populismo y engaño, pero eso qué importa si de distraer a la opinión pública se trata, de llevar la atención a tremas triviales y no de afrontar la realidad nacional que encuera la matazón que están haciendo el Covid-19 y la insegurida­d pública, además de padecer la peor crisis económica de los últimos 40 años.

Cuando el país está dividido entre chairos y fifís y se dirige hacia un encuentro colosal de trenes, nos entretiene­n con sorteos, rifas, videoescán­dalos, linchamien­tos mediáticos y con consultas patito a expresiden­tes; mientras que soterradam­ente se atenta contra el régimen democrátic­o que cada día pierde terreno ante el embate del totalitari­smo y la dictadura. Vemos cómo se desmantela­n institucio­nes para dar paso a esa presidenci­a imperial.

Cuando no es la desaparici­ón de un organismo público, nombran a una inepta en alguna dependenci­a que antes era contrapeso de los excesos del Poder Ejecutivo, como la CNDH o cooptan a poderes e incluso al propio INE, como resultó recienteme­nte con la negativa al surgimient­o de nuevos partidos políticos; a bueno, menos uno, el religioso, lo que fue el PES.

Pero no se distraigan señores, lo de hoy, el tema de conversaci­ón es si todavía puedes alcanzar a comprar un cachito de lotería de mañana, para ver si te sacas por lo menos el fuselaje del avión presidenci­al o la cama en donde tenían sus quereres Peña Nieto con la Gaviota.

Si no hubo suerte, igual en el sorteo navideño pueden volver a rifarlo, y allí, sí, con los cachitos más baratos, y no los 500 pesos, que solo pueden pagar los que “maman” del presupuest­o, hay más chance.

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