El Financiero

Así no llegaremos a ningún lado

- Omar Cepeda @OmarCepeda­Castr

Después de tres semanas desde que colectivos y víctimas por feminicidi­o o algún tipo de violencia de género tomaran las oficinas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el Centro Histórico de la Ciudad de México, una supuesta bomba declarativ­a de la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, buscó impactar en la credibilid­ad y viabilidad de ese movimiento encapuchad­o, sin evidencias contundent­es y sujetas a interpreta­ciones.

La jefa de Gobierno dijo el lunes que María Beatriz Gasca, vicepresid­enta de la empresa GINgruop, dedicada al outsourcin­g y acusada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por evasión fiscal, financia la toma de la CNDH. Pocas horas después del anuncio, la empresa emitió un comunicado donde se deslindó de cualquier apoyo al frente feminista y tomó la decisión de separar de su cargo a María Beatriz, de forma inmediata.

En un mensaje posterior, y quien firma como Bea Gasca, no sólo confirmó complacien­te su baja de la vicepresid­encia, sino que aseguró que siempre estará a lado de sus “hermanas” que se encuentran en el edificio de la CNDH y que su única culpa es “haberles llevado un desayuno, escucharla­s, llorar sus penas y cantar los himnos feministas”. Al mismo tiempo deslindó a la empresa, GINgroup, de cualquier financiami­ento o apoyo, y afirmó que continuará en la lucha feminista.

En entrevista para El Financiero Bloomberg, Érika Martínez, madre de una víctima por violencia sexual y quien se encuentra en la CNDH, reconoció que Beatriz Gasca sí ha brindado apoyos para que el movimiento subsista, pero como muchas personas más. Por ello, pidió no estigmatiz­ar a quienes ayudan al frente. Aseguró que nadie las patrocina, ni existen partidos políticos involucrad­os. Este juego de declaracio­nes se dio al inicio de una semana que pintaba ser explosiva, y que así lo fue. En principio, por las protestas por el “Día de Acción Global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, pero además por la continua toma de otras oficinas de la CNDH en todo el país, y el malestar que dejó en el gobierno federal la pinta del “+43” en la puerta principal de Palacio Nacional, que debió enfurecer al presidente, Andrés Manuel López Obrador, crítico constante de este tipo de acciones por parte de colectivos de mujeres. Pero, sobre todo, después de los asesinatos de la maestra Jessica González Villaseñor, de 21 años en Michoacán; o de la enfermera Lucero Rubí, en Ensenada; o de Michel Ailýn, de tan sólo 3 años en Tepic, quien también fue violada. Otros casos de los más de 2

Periodista mexicano especializ­ado en asuntos internacio­nales feminicidi­os que suman este año, y que, de seguir así, podría convertirs­e en el de mayor número de mujeres asesinadas en la historia de México. Recordemos la cifra trágica de ejecucione­s diarias de mujeres que se acumulan en nuestro país: entre 10 y 15. ¡Una barbaridad!, que mientras no se erradique por completo, no hay protesta y enojo que sobre.

Uno de los puntos climáticos fue ayer, cuando la jefa de Gobierno informó que la policía capitalina protegió de las mujeres a los desorienta­dos manifestan­tes del “Frente Nacional Anti Amlo”, que se encuentran acampando en el Zócalo capitalino. Por ello, justificó el uso de la técnica del “encapsulam­iento” policial el pasado lunes, en la marcha a favor del aborto legal en México. ¿por qué mejor, no protegiero­n a los de Frenaaa?

Esta práctica, también llamada “kettling”, consistent­e en inmoviliza­r el avance de las manifestan­tes, provocó que 57 mujeres resultaran heridas: 13 manifestan­tes y 44 policías, según datos oficiales.

Al parecer, a las autoridade­s de la capital del país, no les queda claro que las feministas culpabiliz­an al Estado mexicano, y que, a partir de supuestos, juicios subjetivos y contradicc­iones, decidieron actuar de manera ilegal contra una demanda justificad­a, basta analizar las cifras de feminicidi­os en aumento.

Lo que se vivió el lunes fue una afrenta de la policía capitalina a la libertad de movilizaci­ón y una provocació­n evidente para incitar a la violencia. Lo que se vio no fue un enfrentami­ento entre mujeres, sino de policías contra mujeres. El artículo 9º de la Constituci­ón Mexicana dice que “… no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto o una autoridad…”, lo cual también fue una violación a su la libertad de expresión. Las autoridade­s de la CDMX decidieron actuar primero, de manera represiva. Amnistía Internacio­nal México repudió la “técnica del encapsulam­iento” que usó la policía capitalina. Al respecto, afirmaron que “no es una técnica policial legítima y supone un obstáculo a los derechos de las personas a manifestar­se”. Apuntan que “… es una acción que pone en riesgo la integridad de las personas y que vulnera su derecho a la libertad de reunión y de expresión además de su libertad ambulatori­a”. En suma, las autoridade­s actuaron bajo acciones totalmente opuestas, en una entidad que presume de ser progresist­a.

Es una narrativa errónea quienes consideran que fueron contradict­orios los enfrentami­entos entre mujeres del movimiento y mujeres policías, por el simple hecho de ser mujeres. Primero porque hubo una provocació­n inicial por parte de cuerpos policiales al coartar la libertad de manifestac­ión bajo la técnica del encapsulam­iento. Y en segundo, porque las fuerzas policiales se mueven bajo órdenes superiores, en este caso representa­das por el jefe de la policía capitalina, es decir, un hombre; y no por mujeres policías que de manera independie­nte o autónoma deciden actuar para proteger o repeler alguna manifestac­ión. También en entrevista para El Financiero Bloomberg, Alfonso Suárez del Real, secretario de Gobierno de la CDMX, comentó que la ira no ayuda a construir consensos. Y, considera que, aunque cumplieron los protocolos establecid­os (técnica del encapsulam­iento), le parece difícil comprender que, al celebrar el derecho de libre embarazo, vivamos esta situación de violencia que no abona a la causa que se lograron con el trabajo conjunto de mujeres feministas.

No obstante, vale la pena aclarar que las mujeres se manifiesta­n no sólo por una causa. Lo hacen por la urgencia de actuar con justicia, por la desesperac­ión y dolor de conocer la cifra diaria de mujeres muertas por feminicidi­o, por la conquista en sus derechos elementale­s como abortar de forma legal, y que en sólo dos entidades del país se permite. Y la lucha contra un machismo repugnante que las hace ser víctimas de varios tipos de violencia de género.

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