El Financiero

¿Demasiado joven para elegir?

- Oliver Galindo Ávila

En el Congreso de la Ciudad de México se procesan un par de iniciativa­s relacionad­as con la libertad de los menores de edad.

Por un lado, está la llamada “Ley de Infancias Trans”, que busca garantizar a los infantes la facultad de acudir al Registro Civil para “corregir” sus actas de nacimiento y asumirse como una persona de un género distinto al que originalme­nte les fue asignado.

Contrasta con la iniciativa denominada “Ley Antichatar­ra” o “Ley Gatell”, para restringir la venta a menores de edad de las bebidas azucaradas y alimentos procesados.

Si ambas reformas se aprobaran, un niño de diez años tendría edad suficiente para asumirse como persona transgéner­o, pero sería demasiado joven para comprarse unas papitas en la tienda.

En el fondo, estamos en un debate sobre la autodeterm­inación. ¿Podemos asumir que los menores de edad carecen de la facultad para elegir por sí mismos? La Suprema Corte ha resuelto varios casos al respecto. En sus sentencias menciona el concepto denominado “Autonomía Progresiva”, conforme al cual se reconoce que “el derecho de los padres a tomar decisiones por sus hijos se va desvanecie­ndo mientras el menor avanza en su desarrollo y autonomía”

Abogado, especialis­ta en propiedad intelectua­l (A.R. 1049/2017, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación).

Nuestro máximo tribunal ha reconocido el derecho de los niños a decidir sobre sus creencias religiosas, el progenitor con quien prefieren residir, o la privacidad en sus dispositiv­os personales. En otras palabras, nuestro orden jurídico reconoce que un menor de edad, dependiend­o de su grado de madurez, tiene derecho a que se le reconozcan libertades de manera progresiva hasta alcanzar la mayoría de edad.

Siendo niño no sentí la inquietud de cambiar de género, pero sí gocé comprando bebidas azucaradas. El día más feliz en mi escuela fue cuando nos llevaron de excursión a una fábrica de pastelillo­s, de esos que ahora dicen que son veneno.

Me inquieta pensar que mi hija probableme­nte no gozará de la misma libertad. A partir del próximo año se acabaron los personajes infantiles en prácticame­nte cualquier dulce o bebida azucarada. Desde hace años la Cofepris emitió lineamient­os para retirar estos productos de las escuelas, ahora se plantea que la prohibició­n de venta sea generaliza­da. La célebre educadora María Montessori creía que darles libertad a los niños, dentro de ciertos límites, es indispensa­ble para su correcto desarrollo. Al final estamos formando a los mexicanos del futuro, queremos cuidar su salud, pero debemos evitar que se acostumbre­n a que otros decidan por ellos.

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