Casa Blanca, contagiada
Los casos de contagios confirmados este fin de semana entre el personal de la Casa Blanca en Washington, los corresponsales de base asignados a cubrir la fuente presidencial y por supuesto, el propio presidente y su esposa se han incrementado en los últimos días. La secretaria de prensa Kayleigh McEnany dio positivo el viernes, el mismo día que se llevaron al presidente. Junto con ella, dos colaboradores del departamento de prensa, otros tres corresponsales y así, se pueden ir sumando.
Trump dejo el hospital militar que lo recibió por tres días, ayer por la tarde. Salió, como es su estilo, sin máscara ante las cámaras y los lentes de los medios, mostrando una fortaleza que su estancia en el hospital exhibe como frágil: “Me siento mejor que hace 20 años” declaró, además de invitar a la gente a que no le tenga miedo al Covid-19. Una absoluta irresponsabilidad. El New York Times narra la historia de cómo los propios periodistas tuvieron que hacer y colgar un letrero que dice “Uso obligatorio de cubrebocas a partir de este punto”, porque nadie en la residencia presidencial, y se trata de oficinas de trabajo, está obligado a hacerlo. No importa la evidencia del número de muertos, Estados Unidos ha superado ya los 200 mil decesos a causa del Coronavirus, y rebasa con creces el millón de contagios; no importan las recomendaciones médicas acerca del cuidado preventivo que el cubrebocas ofrece al usuario y, especialmente, a quienes rodean al usuario. Todos representan una colección de irresponsables.
Donald Trump, el hostigador, el bravucón callejero que fue mostrado como cualquier otro ser humano vulnerable al virus estos días, enfureció cuando un funcionario de la Casa Blanca compartió en medios el viernes que el presidente estaba delicado y que su nivel de oxigenación no era el óptimo. Trump, en uno de sus gestos de campaña, salió en coche, el sábado, del hospital para mostrar una imagen de salud y fortaleza que no tiene. Es obeso, seguramente padece hipertensión arterial además de colesterol elevado. Todos ellos, altos factores de riesgo para un hombre de 74 años. Pero no importa, nada importa; lo trascendente es ganar la elección el próximo 3 de noviembre a toda costa porque, de lo contrario, su futuro y el de su familia tendrán muchos pendientes con la ley. Pero los contagios en la Casa Blanca sólo exhiben a una administración cínica e irresponsable, que no protege a su gente como tampoco protege a la ciudadanía. Lo que importa es el discurso, la retórica, la catarata de mentiras repetidas una y mil veces: “Lo tenemos todo bajo control”; “esto se irá tan rápido como cambie la estación y la temperatura” y tantas otras sandeces pronunciadas por un jefe de Estado ignorante e insensible.
Su incompetencia ha provocado más muertes en su país que las últimas 5 guerras juntas –y mire usted que no son pocas en el país más bélico de los tiempos modernos.
La falta de claridad en instrucciones preventivas, los errores de coordinación y de un frente común federal con los estados de la unión y, especialmente, las anticipadas reaperturas de las actividades económicas, han provocado el desastre sanitario que enfrentan.
¿Por qué los medios internacionales agrupan a los jefes de Estado que se han contagiado? Boris Johnson, del Reino Unido; Jair Bolsonaro, de Brasil, y Donald Trump, de Estados Unidos no sólo comparten haber contraído el Covid, sino curiosamente también, la irresponsable actitud de desestimar la gravedad de la pandemia, rechazar el uso de cubrebocas, realizar eventos púbicos masivos, saludar a gente directamente, negar las recomendaciones de científicos especialistas, hacer a un lado las pruebas de forma sistemática como un instrumento esencial para medir, contener, aislar contagios.
Sólo falta López Obrador de México en ese tan selecto grupo de visionarios, y contagiados, cuyas medidas irresponsables han producido decenas de miles de fallecimientos. AMLO no se ha contagiado, y deseo con toda honestidad que no contraiga el virus, porque también está en factor de alto riesgo.
Pero la irresponsabilidad y el cinismo se pagan, pasan factura, afectan al equipo de trabajo, al país entero que recibe mensajes contradictorios, absurdos acerca de lo que debe hacer cada ciudadano y cómo protegerse.
Los contagios en la Casa Blanca sólo exhiben a una administración cínica e irresponsable