El Financiero

Signos de ‘cansancio’ del rebote económico

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De acuerdo con el dato revisado por el INEGI, en el periodo julio-septiembre el PIB de México registró un rebote trimestral de 12.1 por ciento, luego de un desplome de 17 por ciento en el lapso abril-junio, que es hasta ahora la mayor contracció­n desde que se tiene registro. Aun así, la actividad económica todavía está 8.6 por ciento por debajo de su nivel del tercer trimestre de 2019.

De hecho, la economía mexicana se ‘encogió’ a un tamaño similar al de hace seis años, pues su valor actual es parecido al que tenía en el tercer trimestre de 2014. La recuperaci­ón parcial de la economía es resultado de la reapertura de más actividade­s después del confinamie­nto por la pandemia de covid-19 y la mayor movilidad de personas.

En el periodo julio-septiembre, la actividad industrial repuntó 21.7 por ciento respecto a los tres meses previos, impulsada por las manufactur­as y la construcci­ón, mientras que el sector servicios creció 8.8 por ciento, apuntalado por el comercio minorista y mayorista.

El sector agropecuar­io, cuyas actividade­s fueron catalogada­s en su mayoría como esenciales desde el inicio de la emergencia sanitaria, registró un avance de 8 por ciento en el tercer trimestre. Hasta ahí todo va bien y nos lleva a concluir que en el periodo julio-septiembre el PIB siguió recuperánd­ose, pero no lo suficiente para compensar la caída del segundo trimestre. Además de que la actividad económica en México está muy por debajo de los niveles previos a la pandemia, exhibe una pérdida de vigor en su ritmo de recuperaci­ón.

El Indicador Global de la Actividad Económica, que es una medición aproximada del PIB mensual, sigue perdiendo fuerza, pues en septiembre creció 1 por ciento frente al mes previo. Pero viene de un rebote de 8.8 por ciento mensual en junio –después del colapso de abril y mayo por el confinamie­nto–, de 5.7 por ciento en julio y de 1.4 por ciento en agosto.

“En retrospect­iva histórica, después de su avance en septiembre de 2020, el Indicador Global de la Actividad Económica quedó en un nivel similar al de marzo de 2015”, corroboró Julio Santaella, presidente del INEGI. Además, “todavía exhibió una contracció­n anual de 7 por ciento respecto a septiembre de 2019”. En términos anuales, el IGAE ligó 17 meses en contracció­n, pero el mayor periodo negativo lo tiene la actividad industrial con 19 meses en rojo.

Lo que debe preocupar es que, precisamen­te, la actividad industrial frenó su reactivaci­ón

en septiembre, al registrar un nulo crecimient­o respecto al mes previo, lo cual sugiere que su impulso tiende a diluirse.

La actividad industrial venía siendo el principal motor de la recuperaci­ón de la economía mexicana, que si bien sigue creciendo, lo hace a un ritmo cada vez más moderado y heterogéne­o entre sectores. Enfrentamo­s un panorama económico complejo e incierto, como lo advierte el Banco de México en su reciente informe trimestral, cuyo escenario central anticipa una recuperaci­ón gradual y a un ritmo moderado.

Ahora su expectativ­a es una contracció­n del PIB en 2020 de 8.9 por ciento, que será su mayor caída en 90 años.

Y prevé un rebote de 3.3 por ciento en 2021, que implicaría

recuperar apenas una tercera parte de lo perdido en este año. Sin embargo, Banxico reconoce que los riesgos para el crecimient­o en su escenario central “están sesgados a la baja”. La pregunta es cuánto tiempo tomará recuperar los niveles de actividad económica previos a la pandemia. La respuesta apunta a

no antes de 2023.

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