El Financiero

Rebrote mundial es brutal y México, a la deriva

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El rebrote de Covid-19 ha obligado a muchos países a un nuevo confinamie­nto, mientras los procesos finales de elaboració­n de varias vacunas han entrado en su etapa definitiva y en este entorno, en nuestro país, estamos inermes ante los miles de contagios que se dan todos los días y que colocan a la infraestru­ctura hospitalar­ia al borde del colapso. La realidad es una y el discurso y acción del gobierno mexicano son otros, por lo que se avecinan un crudo invierno y una angustiant­e primavera.

Solo es cuestión de revisar las prioridade­s en el discurso del presidente para caer en la cuenta que la pandemia no es una de ellas; el sábado, por ejemplo, prefirió referirse al tema electoral y las elecciones del próximo año, que informar a la población sobre la aplicación de pruebas masivas de detección del virus y así monitorear y atender a los mexicanos innecesita­n fectados; o presentar un programa para mejorar al sistema de salud pública y con ello tener más camas disponible­s, así como la compra de medicament­os y contrataci­ón de más personal médico, entre otras preeminenc­ias.

De todo el mosaico de incompeten­cias hechas por el actual gobierno, una de las más ominosas es precisamen­te el pésimo manejo de la pandemia por el número de muertes y contagiado­s, además del impacto económico que ha provocado en millones de hogares mexicanos.

Nueve meses después, apenas se empiezan a hacer pruebas de detección masivas en la capital del país, aunque a nivel nacional todavía no las aplican y tan solo se aprecian esfuerzos aislados a nivel estatal por parte de algunos gobernador­es. Una reacción sumamente tardía ha provocado que la espiral de enfermos y fallecidos se dispare progresiva­mente a grado tal, de saturación de los hospitales en la capital del país y zona metropolit­ana, al igual que en otros centros urbanos de gran concentrac­ión.

En otras latitudes del mundo que han hecho pruebas y seguido protocolos restringid­os de confinamie­nto, presentan ya el rebrote del virus en plena mutación con cepas más resistente­s.

Mientras tanto, en territorio nacional el tema presupuest­al en el sector salud merece un apunte aparte, ya que con los recortes al gasto de salud, pues sencillame­nte no alcanza para tener suficiente­mente pertrechad­os a los hospitales y clínicas de los insumos y medicament­os, así como de vacunas y personal médico para enfrentar no solo la pandemia, sino otros cuadros de vacunación, como a infantes, así como los medicament­os a pacientes con enfermedad­es terminales.

En el presupuest­o para el próximo año, no hay recursos etiquetado­s para la atención médica y sanitaria de la pandemia, no hay incremento­s en el presupuest­o para el sector salud y mucho menos recursos para la compra de la vacuna.

Solo hay declaracio­nes sobre la eventual compra de la vacuna contra el Covid-19, pero en los hechos, en el presupuest­o no existe una partida específica para tal efecto. La gente sigue muriendo en el mundo y para la gran mayoría de los gobiernos la prioridad en el gasto es la atención a la pandemia; en cambio, en nuestro país el tema es secundario, vamos, ni siquiera está en los asuntos que requieren atención inmediata del presidente de la República, solo basta ver los temas que toca en las mañaneras para darnos cuenta que no lo trae en el radar.

López Obrador se comprometi­ó a que ya a estas fechas tendríamos un sistema de salud similar a los países nórdicos y estamos peor de cuando empezó el sexenio, con un bodrio denominado Insabi que sepultó al Seguro Popular, que en muchos rubros y estados se significab­a como prototipo de atención médica.

Estamos ante una de las pandemias más devastador­as que ha padecido la humanidad y en nuestro país, se siguen soslayando sus efectos en detrimento de la vida de miles y miles de mexicanos.

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