Dos años y el estilo personal de gobernar
Es pronto para un balance ponderado. En sólo un tercio del mandato presidencial, difícilmente se puede vaticinar un determinado desenlace. Las circunstancias, lo imprevisible, pueden alterar de un momento a otro la tendencia esperada de un régimen. Y es que la historia enseña que la adaptación astuta a la realidad, el arrojo frente a una coyuntura, la aptitud autocrítica de cambio, pueden en un instante reanimar cualquier liderazgo que se da por perdido. Pero, también, revela que la negación, el pasmo, la intransigencia, la incapacidad solipsista de entender lo que acontece más allá de la propia voluntad, terminan por agrietar, tarde o temprano, hasta las más sólidas bases de legitimidad política.
A estas alturas, sin embargo, es posible ver los trazos de esas formas, características e inclinaciones
Abogado