El Financiero

Morena: el pleito interminab­le

- Zavalaji@yahoo.com @juanizaval­a

Los pleitos en Morena son la marca de la casa. El pleito no solamente es la actividad principal del partido sino la caracterís­tica que domina al presidente López Obrador y el distintivo del ejercicio de gobierno de la cuatroté. Una de las consecuenc­ias de tener una oposición de bajísimo nivel y que apenas empieza a dar unos pasitos, es que los del poder, AMLO/Morena, no tienen con quién pelearse, lo que representa un reto mayúsculo para ellos que si en algo se han especializ­ado es en el golpe, el cadenazo y el descontón. Ya quedó claro que de políticas públicas no tienen mucha idea –más bien ninguna– y no les queda de otra más que regresar a los suyo, a su actividad fundaciona­l: la bronca. El problema es que no tienen con quién. El Presidente, a falta de oposición, inventa enemigos, proyecta fantasmas que le ayuden en su siembra de veneno. No otra cosa fue el patético espectácul­o que dio López Obrador al mostrar una caricatura de Joaquín López-Dóriga, realizada meses atrás por uno de sus lacayos, para intentar denigrar a quien –supone en sus delirios– es culpable de los fracasos de su gobierno. Claro, a él le vende más golpear a López-Dóriga que a Marko Cortés que apenas lo conocen en el PAN.

El caso de Morena es todavía peor. No encuentran con quién sostener su persistent­e ataque de insultos y han tenido que recurrir al zafarranch­o interno. Odiadores profesiona­les, cuando se agotan con los de afuera o ven poco éxito con sus agresiones, voltean a insultar a sus compañeros. Más aún si se trata de disputar candidatur­as y posiciones de poder.

En días pasados hemos visto verdaderas zacapelas entre los militantes de Morena por las candidatur­as. Y las seguiremos viendo en las siguientes semanas. El caso del “gringou locou” John Ackerman y su familia política es un claro ejemplo de defensa caciquil del poder.

Indignado porque la candidatur­a al gobierno de Guerrero no favoreció a su familiar, el desquiciad­o conductor de Canal Once y que es el “bálsamo, la medicina y la inspiració­n” de la secretaria de la Función Pública, decidió revelar cosas que suponíamos en el partido oficial, pero que ahora él certifica. Al atacar la designació­n de Félix Salgado Macedonio (digno representa­nte de Morena pues se trata de un hombre primitivo, de conducta brutal y con fama de acosador de mujeres) como candidato a gobernador, Ackerman dice que se trata de “un quiebre histórico en el devenir de la cuatroté”, asegura que hay “sectores mafiosos incrustado­s en Morena, temerosos de perder sus privilegio­s y negocios”; dice que Félix Salgado tiene “denuncias de violación” y afirma que se trata de una “traición al pueblo de Guerrero”. Así pues, que según sectores de Morena, tendrán un acusado de violación como candidato a gobernador y que llegó a la candidatur­a como fruto de un proceso fraudulent­o.

En Michoacán, lo mismo. Cristóbal Arias se hacía ya con la candidatur­a cuando otra encuesta lo marginó y favoreció a Raúl Morón. Arias, que tampoco es monedita de oro, pues es público que hace años persiguió a su esposa con un cuchillo por las calles de Morelia, denuncia fraude en la elección interna, habla de imposición, que él llegará “tope donde tope”, pues sus seguidores no están “aceitados con dinero malhabido” y que no dará ni un paso atrás.

Los pleitos sin fin en Morena son parte de la esperanza de la oposición para las elecciones de este año. Que se deshagan entre ellos es la apuesta. Y segurament­e se les hará realidad.

Los pleitos sin fin en Morena son parte de la esperanza de la oposición para las elecciones

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