...Y ordena volver al Acuerdo de París, a la OMS y frenar el muro
un enemigo a derrotar. Una vicepresidenta mujer, negra, de origen asiático, casada con un judío, a la que tomó protesta una latina que es ministra de la Corte.
Y en el palco junto a los nuevos jefes políticos de este país –demócratas que derrotaron al golpismo de un populista–, aplaudía George W. Bush, republicano, que conversaba amistosamente con Bill Clinton, demócrata, y más allá Mitch Mcconnell, líder republicano en el Senado departía con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Por eso son fuertes, piensa uno al ver la civilidad que se impuso sobre el arrebato del mal perdedor, que para entonces volaba rumbo a ser página obscura en la historia de Estados Unidos.
Es posible que Norman Mailer tuviera razón al escribir (en su libro América) que más allá de los credos, la verdadera religión de los estadounidenses es su país.
Hasta el llanto fue la emoción de muchos asistentes, como la periodista de Univisión.
Las lágrimas de Biden no se vieron ayer, pero ya habían rodado por sus mejillas el martes por la tarde cuando se despidió de su ciudad con una frase del novelista irlandés James Joyce. “Cuando muera, Delaware (Dublín) estará escrito en mi corazón”,
WASHINGTON, DC.- El presidente Biden firmó 17 órdenes ejecutivas para devolver a Estados Unidos al Acuerdo de París contra el cambio climático, evitar su salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cancelar la construcción del muro en la frontera sur, tres de las medidas más polémicas en la era Trump. “No hay mejor momento para
dijo ante un grupo de amigos poco antes de volar a la capital para asumir la presidencia de Estados Unidos. Fue una manera natural e involuntaria de marcar la diferencia de estilo con el ignorante que aún farfullaba incoherencias en la Casa Blanca, por una derrota inapelable que su ego, hasta ayer invicto, fue incapaz de tolerar.
En Washington lo esperaba una ciudad tomada por 25 mil soldados que desplegaron barricadas para enfrentar posibles ataques de grupos radicales afines a Donald Trump, que lo tienen amenazado de muerte a él, a la vicepresidenta, a los republicanos Mcconnell y Pence, así como a la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Por la tarde del martes, Biden, Harris y sus cónyuges rindieron homenaje a los 400 mil muertos que lleva este país por el coronavirus, en el Lincoln memorial.
Sí, ahí, en el mismo lugar donde un agosto de hace 57 años Martin Luther King dijo ante una multitud de negros y blancos que “yo tengo un sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: que todos los hombres son creados iguales”. empezar que el hoy (ayer)”, dijo el presidente en la Oficina Oval, con una pila de decretos frente a él. Además del freno al muro, firmó otro decreto para apoyar el programa Dreamers, de jóvenes estadounidenses indocumentados. Las tres primera órdenes que firmó son: pedir a los estadounidenses que lleven tapabocas en todas las
El sueño del pastor Luther King y su liderazgo moral le costaron la vida, a manos de la misma estirpe de fanáticos que hace 15 días tomó por la fuerza el Capitolio con las banderas de la esclavitud por estandarte, y al grito de “Make America Great Again”, distintivo del presidente que los mandó a asaltar la democracia de su país. Biden se acercó al micrófono cuando se ponía el sol en la capital, teniendo a sus espaldas un imponente marco fúnebre del espejo de agua con 400 luces encendidas a lo largo de sus 618 metros. Una por cada mil muertos en esta pandemia, minimizada por la tozudez y la ignorancia de un presidente irresponsable.
“Entre el ocaso del crepúsculo, hagamos brillar las luces en la oscuridad”, dijo Joe Biden y se iluminaron el Empire Estate, en Nueva York, y el Space Needle, en Seattle. Fue un extraño momento de recogimiento y esperanza, de doliente serenidad que unió a los hogares de este país a través de la televisión. “Recordemos a todos los que hemos perdido”, pidió el nuevo presidente en medio del silencio y la soledad de ese paseo inmenso, que acentuó la solemnidad del momento. Antes de que hablara el presidensedes del gobierno, otra para ayudar a comunidades marginadas y la tercera para regresar a Estados Unidos al Acuerdo de París. Estados Unidos se retiró oficialmente de ese acuerdo el 4 de noviembre, un día después de las elecciones presidenciales. Trump ordenó la retirada en junio de 2017 y, durante su mandato, rescindió decenas de regulaciones medioambientales y se posicionó siempre del lado de los combustibles fósiles. Un funcionario de la Casa Blanca confirmó a The New York Times que el presidente ya había firmado las 17 órdenes ejecutivas, aunque frente a la prensa sólo suscribió tres. Entre las medidas adoptadas figura la de evitar la salida de su país de la OMS, un proceso que inició Trump en julio del año pasado y que iba a hacerse efectivo un año después, en el mismo mes de 2021. Además, en abril, Trump congeló temporalmente los fondos que el país aporta a la OMS, al acusar a este organismo de estar “sesgado” a favor de China y de haber gestionado mal la pandemia. En campaña, Biden defendió la necesidad de escuchar a los científicos y a los expertos de la OMS, al mismo tiempo que ha enfatizado la importancia de usar tapabocas y aumentar la capacidad de vacunación y hacer tests.
A través de muchos peligros, fatigas y trampas Ya hemos llegado La gracia nos ha traído a salvo hasta ahora Y la gracia nos llevará a casa
te, una enfermera de Michigan, negra, con voz entrecortada, cantó ante el monumento de Abraham Lincoln:
Jill Biden y su esposo, la vicepresidenta Kamala Harris y su marido Doug Emhoff, se alejaron del Memorial sin un aplauso, sin un ruido más que el eco del tac-tac de sus pisadas. Y ahí quedó Abraham Lincoln, con sus ojos de mármol fijos en las luces por los 400 mil muertos y el sueño hecho pedazos para millones de habitantes de este país.
Ahí permanecerá Lincoln, a la espera del resurgir de Estados Unidos, como lo quiso desde el discurso más breve y significativo de su vida, dicho en Pensilvania en noviembre de 1863, en plena guerra civil: “Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no desaparecerá de la Tierra”.