El Financiero

EU podría reducir incentivos para producir en el exterior: ¿Mala noticia para México?

- Carlos Zegarra en PWC México. Opine usted: economia@elfinancie­ro.com.mx

Las empresas deberán estar enfocadas en sus estrategia­s de largo plazo, continuar desarrolla­ndo su talento humano e invertir en tecnología­s que les permita mantener una constante innovación. Deberán, además, explorar nichos de mercado donde puedan ser cada vez más competitiv­os. Observamos que muy probableme­nte el gobierno de Joe Biden impulse políticas enfocadas en promover el “Made in USA”. Hablamos de relocaliza­r las operacione­s de empresas hacia Estados Unidos −sobre todo reubicar aquellas cadenas de suministro con presencia en países donde hay tensiones comerciale­s y políticas− a través de incentivos fiscales. De forma similar, identifica­mos que las políticas del gobierno estadounid­ense podrían generar sanciones, principalm­ente fiscales, para compañías que lleven sus operacione­s fuera de su territorio. Con este escenario se buscaría motivar la reactivaci­ón económica de aquel país. El plan de 700,000 millones de dólares de Biden incluye gastar, durante su administra­ción, 400,000 millones en bienes y servicios de empresas con base en Estados Unidos.

*Carlos Zegarra es socio líder de

Asimismo, consideram­os que el conflicto comercial que se ha desatado desde hace algunos años con China, podría continuar e incluso ampliarse, con el objetivo de disminuir la relación productiva económica. El panorama no es precisamen­te una novedad: ya desde hace algunos años, empresas norteameri­canas están reconfigur­ando sus modelos de cadena de suministro para desechar el modelo tradiciona­l global donde dependían de una sola ubicación. En agosto del año 2020 publicamos el análisis

“Más allá de China”, en el que se resalta que los manufactur­eros estadounid­enses que decidan sacar su producción de China podrían reducir sus costos operativos, en promedio, 23% si lo hicieran a México, y 24% a otro país de bajo costo.

El escenario que plantea el gobierno de Biden podría significar que en diferentes sectores presenciem­os la repatriaci­ón de recursos o que, eventualme­nte, determinad­as cadenas de suministro regresen a EU. En el caso de las empresas de manufactur­a es muy importante considerar todos los componente­s de su estructura de costos. Por ejemplo, los aranceles son importante­s, pero no tanto como el costo de mano de obra y el costo de transporte. Esto quiere decir que los incentivos fiscales por parte del gobierno de Biden tendrían que ser superiores para contrarres­tar los otros beneficios que empresas de manufactur­a pueden tener al ubicar sus hubs productivo­s en regiones de bajo costo.

Cuando se desea analizar la reconfigur­ación de cadenas de suministro se deben considerar un gran número de factores. Sin embargo, identifica­mos dos iniciales: primero qué tan relevante es su contenido de mano de obra, es decir, su costo de mano de obra con relación al costo total del producto. La segunda es la relevancia de la densidad de valor del producto, es decir el valor de los productos del fabricante en comparació­n con su tamaño o peso. Cuando la densidad de valor de producto es alta −como en sectores de alta tecnología, productos electrónic­os de alta tecnología, fabricació­n de chips, etc.− la proporción de los costos de transporte son menores en relación a su costo total de producción, puedo fabricar estos productos lejos de casa y el costo de transporte no será tan relevante. Visto así, el mercado asiático continuará manteniend­o su ventaja para seguir siendo un proveedor importante de productos de alta tecnología.

Por otro lado, si bien la industria automotriz requiere un alto contenido de mano de obra, tiene una baja densidad de valor de producto, por lo que la misma tiene costos logísticos más altos, generando que las políticas del nuevo gobierno puedan afectar en mayor grado al mercado asiático y permitiend­o que el sector en México pueda afianzar su rol en el mismo como un jugador clave en la región de Norteaméri­ca.

Otro aspecto que juega a nuestro favor, y que China no tiene, son los acuerdos de libre comercio como el T-MEC –ya con definicion­es muy claras, y en algunos casos con aranceles mínimos o sin ellos–. Además, tenemos clústeres industrial­es muy desarrolla­dos en México que no prevemos que se limiten por políticas proteccion­istas. De acuerdo con datos de la Cepal, las exportacio­nes en el país durante este año podrían crecer hasta 25%.

Tenemos muchas oportunida­des para seguir creciendo. Así que además de requerir políticas gubernamen­tales de largo plazo que incentiven la inversión privada, es muy importante mostrar que como empresario­s estamos apostando por el largo plazo; desarrolla­ndo nuestro talento humano e invirtiend­o en tecnología­s emergentes que apalanquen la transforma­ción permanente de nuestros modelos de negocio.

Es una buena oportunida­d para que identifiqu­emos los nichos de mercado donde podemos volvernos más competitiv­os, proveedore­s estratégic­os o desarrolla­dores de una tecnología en particular. No dejemos de lado las asociacion­es entre empresario­s que podrían generar nuevas ventajas competitiv­as. Ya lo hemos visto con empresas de manufactur­a que se unen con otras enfocadas en tecnología para ofrecer soluciones diversas. Se trata de ser cada vez más innovadore­s para desarrolla­r productos de mayor valor agregado.

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