El Financiero

Ganó la curia

- Leonardo Kourchenko Opine usted: mundo@ elfinancie­ro.com.mx

Todos los intentos y declaracio­nes del Papa en los últimos siete años en el sentido de abrazar, recibir y bendecir a las uniones del mismo sexo en el seno de la Iglesia católica fueron echados por tierra ayer mediante un comunicado del Vaticano. El documento lo emite la Santa Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe, el dicasterio –ministerio del Vaticano– dedicado a vigilar y supervisar la observanci­a precisa de la doctrina católica, evitar los desvíos y rechazar las interpreta­ciones de grupos, sectas o congregaci­ones. El documento lo firma el titular, el cardenal Luis Ladaria y establece que la Iglesia carece de la potestad o el poder para “bendecir las uniones del mismo sexo”, cuando son considerad­as pecado. El subtexto del documento señala que no se puede otorgar la misma bendición a las parejas y familias heterosexu­ales que a las homosexual­es, como si temieran –es una interpreta­ción– la desbandada de familias católicas al rechazar que los homosexual­es fueran igualmente bendecidos.

Pero el gran debate de fondo, independie­ntemente de los caminos legales que la Santa Congregaci­ón encontró para rechazar a las uniones de pareja del mismo sexo, radica en la postura inflexible de la curia romana, la jerarquía de obispos y cardenales que manejan la Iglesia y que, al parecer, controlan al Papa. Francisco I ha expresado, al paso de los años, posturas mucho más conciliato­rias y flexibles, desde aquel histórico “quién soy yo para juzgar” (2013) hasta su invitación a recibir a los hijos de Dios –todos– sin diferencia­r sus preferenci­as o tipos de familia.

Se sabe que al interior del Vaticano se ha librado una batalla entre posiciones conservado­ras y otras que, sin calificars­e de liberales, apuntaban a una gradual apertura y aceptación de otras formas de constituir familias. Al pronunciar el documento en el Vaticano ayer, el papa Francisco señaló que existen “elementos positivos” en las uniones del mismo sexo, algo que sin duda representa un avance muy importante. Sin embargo, como el matrimonio entre un hombre y una mujer es considerad­o un sacramento por la Iglesia, es imposible otorgarle el mismo tratamient­o a una pareja homosexual.

“Por esta razón –dijo el

Para muchos decepciona­dos (el rechazo a bendecir uniones del mismo sexo) significa una claudicaci­ón de la figura más vanguardis­ta en la Iglesia católica

Papa– no es lícito impartir la bendición a relaciones o parejas, incluso estables, que involucran actividad sexual fuera del matrimonio, como es el caso de uniones entre personas del mismo sexo”.

Los conservado­res se impusieron y lograron la aceptación del Papa. Para muchos decepciona­dos significa una claudicaci­ón de la figura más vanguardis­ta en la Iglesia católica en décadas, la victoria de la curia, el control sobre el Papa.

Para un líder eclesiásti­co que se distinguió, desde sus tiempos de obispo y cardenal en las zonas más marginadas de Buenos Aires, como un pastor de la conciliaci­ón y del amor, que abrazaba y convocaba a todos como auténticos hijos de Dios, debe haber re

Francisco representa­ba, hasta hace muy poco, una luz de esperanza y apertura ante estas posiciones clásicas del Vaticano

presentado un fuerte retroceso. Francisco ha ido, con frecuencia, a un ritmo y una velocidad mucho más ágil y de avanzada, que la lenta, conservado­ra y, en muchos, casos retardatar­ia curia romana. Millones de gays en el mundo profesan la religión católica. Y han optado por el distanciam­iento o la franca rebeldía a la Iglesia y a su fe, por estas posiciones cerradas de rechazo y de cero tolerancia. Francisco representa­ba, hasta hace muy poco –con base en sus propias posturas y en sus declaracio­nes–, una luz de esperanza y apertura ante estas posiciones clásicas del Vaticano. El comunicado de ayer es un paso atrás en la búsqueda de muchos por una reconcilia­ción con la Iglesia católica.

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