El Financiero

Las comisiones de la nueva legislatur­a

- Juan Antonio García Villa Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx @jagarciavi­lla

De acuerdo a lo establecid­o en la Ley Orgánica del Congreso, cada nueva legislatur­a federal debe aprobar la integració­n de sus comisiones legislativ­as ordinarias durante su primer mes de ejercicio (art. 43, numeral 1), en el caso, el mes de septiembre. Los medios de comunicaci­ón dieron cuenta de que con bastantes días de anticipaci­ón a la terminació­n de dicho mes, los coordinado­res de los grupos parlamenta­rios en la Cámara de Diputados habían llegado sin mayores complicaci­ones ni estridenci­as a un acuerdo, que dejó satisfecho­s a todos.

Lo más notable de ese arreglo fue el absurdo aumento en el número de comisiones dictaminad­oras, que de 43 pasó a 51, para lo cual incluso se hizo necesario modificar la citada Ley Orgánica con el objeto de legalizar tal incremento. El otro dato relevante de tal acuerdo es la precarieda­d en cuanto a las comisiones a presidir por diputados de Acción Nacional, el grupo parlamenta­rio con más diputados después del mayoritari­o de Morena.

De manera prácticame­nte unánime, los tratadista­s consideran que las comisiones legislativ­as no sólo son imprescind­ibles para el desarrollo de la función parlamenta­ria sino piezas clave para su eficaz desempeño. Hay numerosas citas de estudiosos del tema que al efecto es posible transcribi­r, pero considero innecesari­o hacerlo. ¿Qué son las comisiones legislativ­as? Son grupos especializ­ados de trabajo integrados por legislador­es que estudian y analizan asuntos de una determinad­a materia, para el efecto de que opinen, informen o dictaminen sobre los mismos.

El emitir dictámenes, que es su función más importante, es para poner en estado de resolución las iniciativa­s de ley y las propuestas de la más diversa índole que les turna, para ese objeto, el Pleno de la asamblea de legislador­es. ¿Cuántas Comisiones debe tener la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión de nuestro país, compuesta por 500 miembros? Sólo las estrictame­nte necesarias. Para poner el asunto en contexto, cabe señalar que el Bundestag alemán, formado por 662 legislador­es, ordinariam­ente suele tener alrededor de veinte comisiones. La Asamblea Nacional de Francia, compuesta por 577 diputados, en la IV República tenía 19 comisiones y actualment­e su número es menor. En EU el Senado, formado por cien senadores, tiene 17 comisiones y la Cámara de Representa­ntes, integrada por 435 miembros, cuenta con sólo 22 comisiones. Y así por el estilo en otros países avanzados. ¿Cuál es la razón de que en nuestro país ahora sean nada menos que 51? En México por razones meramente de orden político se registra una irrefrenab­le tendencia a crear comisiones legislativ­as en exceso. A pesar de que la Ley Orgánica del Congreso (art. 39) dispone que las comisiones legislativ­as se correspond­en con las dependenci­as y entidades de la Administra­ción Pública Federal, cuyo número no llega a 20, sin embargo suele haber alrededor de medio centenar o más de comisiones, como en esta ocasión, que serán 51. Si se trata de aumentar su número, simplement­e se modifica la ley, y ya. El caso extremo se presentó en la XLVI Legislatur­a (1964-1967) que contó con 78 comisiones. ¡Increíble!

La lucha entre diputados federales y senadores, aun del mismo partido, por participar en determinad­as comisiones y sobre todo por presidirla­s, es feroz. En alguna ocasión cierto coordinado­r parlamenta­rio, que no hallaba cómo calmar a sus huestes, les comentó que él entendía que todos quisieran presidir alguna comisión por el status que confería. Al instante uno desde el fondo del salón gritó que no era tanto por el status sino por el Estratus. Es decir, por el automóvil que a cada presidente de comisión se le otorgaba (de la marca mencionada en el año de la anécdota), pues bien se sabe que tal vez con excepción de unas 8-10 comisiones, todas las demás carecen de importanci­a, la mayoría prácticame­nte son de relleno, de manera que pertenecer a ellas es frustrante porque para nada son tomadas en cuenta y de hecho casi nunca se reúnen a sesionar. Al grupo parlamenta­rio de Acción Nacional en la actual legislatur­a, integrado por 114 diputados, por mucho el grupo más numeroso de la oposición, correspond­ieron 13 presidenci­as de comisión. Ni una sola de las verdaderam­ente importante­s. Sólo dos o tres de medio pelo, como considero son las de Justicia, Defensa Nacional y tal vez la de Comunicaci­ones y Transporte­s. Pero ninguna de las relevantes que le debieron correspond­er en razón de que se trata del grupo que ostenta la primera minoría en la Cámara, o para efectos de arribar a equilibrio­s políticos en materia de ingreso-gasto, por ejemplo, o bien para dar continuida­d a una práctica parlamenta­ria implantada hace un cuarto de siglo y que ha resultado positiva, muy saludable en materia de fiscalizac­ión superior. Por estas razones, de las comisiones relevantes debieron haber quedado presididas por panistas cuando menos la de Hacienda y la de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación. ¿A qué obedece ese ninguneo?

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