El Financiero

En jornadas de 22 horas y por turnos arman los paquetes de firmas

Un edificio y un predio en Azcapotzal­co son el búnker de Que Siga la Democracia

- DIANA BENÍTEZ dbenitez@elfinancie­ro.com.mx

Un edificio de tres pisos, y otro predio, donde se ubican las oficinas de Gabriela Jiménez, quien fue candidata a una diputación federal por Morena, son el búnker de las firmas que recolecta la organizaci­ón Que Siga la Democracia, promovente de la revocación de mandato, y la cual se dice simpatizan­te del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El Financiero acudió al inmueble ubicado en la delegación Azcapotzal­co, Ciudad de México. Frente al pasillo de acceso está uno de los módulos que se replican en diferentes puntos del país con la leyenda “QuesigaaML­O”, con los colores de Morena. La señora detrás del módulo pide firmas a los transeúnte­s, pocos se detienen, algunos dicen “ya firmé”. Al lado, en el predio marcado con el 246, y que sólo es un patio, 15 mujeres revisan –sin sana distancia– miles de hojas con firmas.

Eva Rojas, voluntaria, platicó que cotejar los datos entre los formatos y la credencial de elector de cada firma lleva cerca de dos minutos. Son 60 personas en promedio, entre integrante­s de la asociación y voluntario­s, los que trabajan en la verificaci­ón. Se dividen en tres turnos, desde las 8:00 y hasta las 6:00 horas del siguiente día. Dentro de oficinas hacen la foliación y separación en paquetes de 50 escaneos. “Para que nos quede un respaldo a nosotros y no nos lo den por perdedizo”, comentó en entrevista Enrique Farrera, integrante de la mesa directiva de la asociación. Han detectado que firman donde va la huella digital, firman fuera del recuadro, usan lápiz o no se capturaron bien los datos. “El margen de error si acaso es de uno por ciento, por una letra, un número que no se le entienda pero no por mala intención, como lo menciona el INE, que hay firmas de muertos, nombres de perros, eso lo han inventado”. En las mesas se observa el mismo tipo de cajas, foliadoras, dedales, engrapador­as e impresoras, sólo varía el tipo de computador­as. Sergio Pérez, secretario de Organizaci­ón que hasta el 16 de diciembre entregó 3.7 millones de firmas al INE, aseguró que todos los recursos y materiales son aportacion­es voluntaria­s. Destacó que, como varios, siempre han hecho activismo, son conocidos, por lo que les prestan casas o incluso les toca dormir en camionetas.

A Azael Mancillas, también integrante, se le cuestiona por qué promover un ejercicio si finalmente van a votar porque se quede el Presidente. “La ley fue creada para la participac­ión activa, pareciera que no hay contrarios pero sí los hay”, dijo. Dado que el INE les ordenó modificar su publicidad y apegarse al criterio de revocación y no ratificaci­ón, el activista aclaró que ya se hizo, pero justificó que si se usó otra palabra fue por una cuestión de “enseñanza escolar, recordemos que el ciudadano mexicano necesita ser más explícito para entender las cosas”.

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La asociación Que Siga la Democracia trabaja a marchas forzadas en un edificio en Azcapotzal­co, para empaquetar las firmas para el ejercicio ciudadano.
VOLUNTARIO­S. La asociación Que Siga la Democracia trabaja a marchas forzadas en un edificio en Azcapotzal­co, para empaquetar las firmas para el ejercicio ciudadano.

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