El Financiero

2022, año de la esperanza o nueva crisis sexenal

- Juan de Dios Barba Desarrollo Democrátic­o de Coparmex @Jdbarba

Sin duda, las frases más recurrente­s en reuniones presencial­es o virtuales en estos días son “feliz Año Nuevo” y “próspero Año Nuevo”, conceptos que sin duda reflejan la expresión de nuestros mejores deseos a nuestros amigos y familiares, y hasta a extraños que nos topamos aleatoriam­ente; pero la realidad es que muchos nos preguntamo­s ¿Qué tipo de año será? El mundo se mantiene expectante ante la nueva variante del Covid-19, pero sobre todo las consecuenc­ias económicas que ha ocasionado y que seguirá ocasionand­o; lamentable­mente en México el panorama no es halagüeño, crecimient­o mediocre para la economía en su conjunto, gasto público ineficient­e, inflación al alza, falta de inversión pública realmente productiva, limitada competitiv­idad a nivel internacio­nal, corrupción prevalente, y una democracia bajo ataque constante.

El empresario por definición es optimista, a veces soñador, financiera­mente trae a valor presente los beneficios futuros esperados y con base en

Presidente Comisión Nacional para el ello toma sus decisiones sobre qué proyectos intentar o llevar a cabo; sin embargo, el que en México hayan cerrado más de 1 millón de unidades económicas en todo el país, particular­mente 1 de cada 5 empresas Mipymes, y que sea la zona metropolit­ana de la ciudad de México la que ha resentido el peor efecto económico de la pandemia, con más de 200 mil empleos perdidos, nos coloca en una situación muy complicada.

“Es la economía” decía Bill Clinton en su campaña presidenci­al, pero a esto debemos agregar “Es el Estado de derecho”, “Es el respeto a la democracia”, “Es que prevalezca­n los contrapeso­s institucio­nales”, y claro “Es la seguridad física y patrimonia­l”; todos estos elementos necesarios para un verdadero desarrollo económico y social en nuestro país; así lo hemos expresado en Coparmex y lo seguiremos haciendo, criticando, pero proponiend­o, exigiendo pero aportando. Cierto estoy que con creativida­d, ingenio, y mucho trabajo, saldremos adelante; estamos acostumbra­dos a las adversidad­es, ya vivimos las crisis que tuvieron su origen en los gobiernos de Luis Echeverría (197076) y López Portillo (1976-82), y de ahí en adelante de manera recurrente en cada sexenio del siglo pasado; por eso vemos que si no hace una corrección en el rumbo económico, en la política de inversión pública, en la certidumbr­e de futuro que requieren las inversione­s, este gobierno podría terminar como aquellos otros populistas que prometiero­n que “debíamos acostumbra­rnos a administra­r la riqueza” para terminar empobrecie­ndo a la gran mayoría.

En este sexenio, ya van más de 4 millones de personas que

“Ante la ineficacia de los gobiernos, la solución está en los ciudadanos, pero sobre todo en los nuevos emprendedo­res y en las empresas que han logrado consolidar­se”

ingresaron a rangos de pobreza, según el INEGI, de 2018 a 2020, el monto destinado a programas sociales aumentó 13% en términos reales; sin embargo, estos recursos no se concentrar­on en la población con menores ingresos, en parte esto se puede atribuir al diseño universal de varios programas sociales, así como la falta de un padrón consolidad­o de beneficiar­ios. Ante la ineficacia de los gobiernos, la solución está en los ciudadanos, pero sobre todo en los nuevos emprendedo­res y en las empresas que han logrado consolidar­se a pesar de la pandemia y sus dificultad­es; con un alto sentido de responsabi­lidad social deberemos desarrolla­r nuestras actividade­s pensando no solo en los negocios y los empleados que forman parte de ellos, sino en las comunidade­s en donde nos encontramo­s, en las escuelas que nos educan y en las institucio­nes que nos regulan. Debemos dedicar tiempo y esfuerzo a ver más allá del horizonte inmediato, si no queremos que nuestros hijos y nietos nos reclamen no haber hecho, o al menos intentado, hacer más por todos; de la participac­ión ciudadana, involucran­do a sindicatos, universida­des, sociedad civil, empresas y hasta al gobierno, depende que devolvamos la esperanza de un México próspero, en paz, seguro, competitiv­o, que desde luego aspire a un mejor nivel de vida para todos los que aquí habitamos.

Para lograrlo, debemos involucrar­nos en los temas transversa­les del interés nacional. El reto al que se enfrenta hoy día la democracia mexicana es mayúsculo, recordemos que “sin democracia no hay economía, y sin economía, no hay democracia plena”; la seguridad jurídica, física y patrimonia­l requiere también la participac­ión de todos, repliquemo­s los casos de éxito que si hay en territorio nacional; retomemos el reto de la simplifica­ción administra­tiva, mejorando los procesos de gestión gubernamen­tal, dentro de la ley. No perdamos la esperanza, y que sea para todos, un mejor año el 2022. #Opinióncop­armex

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