El Financiero

Balance de la economía global en 2021: la inflación fue el invitado sorpresa

- Miguel Jiménez GonzálezAn­leo Opine usted: economia@elfinancie­ro.com.mx

La economía global superó las expectativ­as en 2021 con una primera mitad más positiva de lo previsto, empujada por la reapertura y gracias a las vacunacion­es, pero con una segunda mitad más moderada, afectada por las disrupcion­es en las cadenas de valor y la escalada de la inflación. Las últimas semanas vienen marcadas por el aumento de contagios –debido a la variante ómicron–, si bien su impacto económico, posiblemen­te pequeño, (pero aún incierto), será ya la historia del próximo año.

A principios de 2021 se preveía una fuerte recuperaci­ón global marcada por la distribuci­ón masiva de las vacunas, el continuo apoyo de las políticas monetarias y fiscales, y la moderación de los riesgos financiero­s. BBVA Research apuntó a un crecimient­o del PIB del 3.6% en Estados Unidos y del 4.1% en la eurozona, lo que suponía un rebote importante tras las fuertes caídas de 2020. Sin embargo, los riesgos eran numerosos y la incertidum­bre muy elevada, pero estaban ligados a la Covid y al alza del en

Economista de BBVA Research en Madrid deudamient­o público y privado tras los estímulos masivos implementa­dos en el año precedente. La inflación era solo un riesgo más.

Cerrada la primera mitad del ejercicio, los resultados de crecimient­o para Estados Unidos y la eurozona superaron las expectativ­as. Las campañas de vacunación fueron algo más lentas de lo deseado en algunos países, por un mayor rechazo del deseable, pero en general han tenido el impacto esperado sobre la actividad económica y además se ha constatado que las sucesivas olas de la Covid han tenido un impacto cada vez menor en la actividad. Lo que no se previó fue la aparición de la inflación o, al menos, el tipo de inflación que hemos visto a partir de la primavera pasada. En los debates de principios de año, los riesgos inflacioni­stas se ligaban a los potenciale­s excesos de demanda en Estados Unidos por los planes fiscales masivos de la nueva administra­ción, que parecían llegar a destiempo, ya que la economía se estaba recuperand­o rápidament­e. Visto con perspectiv­a, la realidad es que los paquetes fiscales se han aprobado con retraso y han sido menores de lo previsto -–el segundo corre incluso el riesgo de no aprobarse– y el papel de la política fiscal sobre la inflación es objeto de menos polémica.

Sin embargo, la sorpresa ha sido la aparición de cuellos de botella en la producción de manufactur­as, algo que no solo ha afectado a la inflación, sino que parece haber tenido un impacto no desdeñable sobre el ritmo de la actividad, que se ha desacelera­do durante el tercer trimestre del año. Estos cuellos de botella no se han visto afectados solamente por factores de oferta –procesos productivo­s y transporte retrasados por el impacto de la pandemia–, sino por un fuerte rebote de la demanda (reapertura sincroniza­da en muchas economías, demanda embalsada, disposició­n del ahorro forzoso durante la pandemia) y su sesgo hacia bienes frente a servicios. Todo ello, unido al cúmulo de problemas en torno a los precios de las materias primas – ligados en parte, pero no sólo, a la pandemia–, han creado la ‘tormenta perfecta’ de inflación en la que estamos inmersos –sobre todo Estados Unidos, pero también en economías emergentes, y en Europa–.

Por otro lado, las presiones in

“Lo que no se previó fue la aparición de la inflación o, al menos, el tipo de inflación que hemos visto a partir de la primavera” “Quedan dos dudas: la severidad de la nueva ola de la pandemia y su impacto económico, y el ritmo al que se modere la inflación”

flacionist­as, aun obedeciend­o en gran medida a factores persistent­es, pero temporales ligados a la pandemia y a la recuperaci­ón de la actividad y el empleo, han hecho reaccionar finalmente a los principale­s bancos centrales, que han acelerado sus planes de retirada de estímulos monetarios para anclar las expectativ­as de inflación, lo que ha tenido efecto en los países emergentes, inducidos a su vez a subir tipos antes y más rápido.

Al final, el crecimient­o económico en 2021 quedará en torno a un 5.6% en Estados Unidos y 5.1% en la eurozona, muy por encima de lo esperado a principios de año. Para 2022 se espera que siga la recuperaci­ón, pero quedan dos importante­s dudas: la severidad de la nueva ola de la pandemia y su impacto económico, y el ritmo al que se modere la inflación. De estas dos incógnitas depende el desempeño de la economía global en este año.

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