¿La pandemia revivió a los comunicólogos?
Saber programar máquinas es útil… ¿pero más útil que hablar claramente? En el segundo piso del Periférico de la Ciudad de México, rumbo a Polanco, es posible leer un anuncio panorámico que reza: “El crimen no paga tanto como el código”.
Lo patrocina una plataforma digital de enseñanza llamada Platzi, que ofrece entre otras cosas, cursos para capacitar a quien pretende hacer algo tan básico como una tienda en línea, o bien, coordinar robots para la atención médica por internet. Es verdad, los salarios que pagan las empresas hoy por resolver su rezago ante un público que vive en el smartphone, pueden alcanzar con cierta facilidad los 100 mil pesos mensuales en México. Aquí he publicado nombres de emprendedores que se dedican a conectar a los candidatos con esos empleos.
Con ese dinero, incluso menos, muy probablemente las personas, generalmente muy jóvenes, pueden esquivar las garras de la delincuencia.
¿Pero todo lo que necesitan es aprender a programar código en Python o Java?
No, de acuerdo con un personaje que bien podría terminar contratándolos.
Su nombre es Salil S. Parekh, director de la consultora de tecnología Infosys Limited, quien esta semana advirtió que saber de tecnologías de la información es útil, pero eso no sustituye la necesidad de tener habilidades de comunicación.
No es la primera vez que lo escucho. Las habilidades comienzan hoy con hacer un buen Zoom, me dijo el fundador de una empresa mexicana de tecnología, recientemente. Coordinar la cita, que la cámara esté bien encuadrada, el rostro debidamente iluminado, que el micrófono funcione… todas esas son habilidades que parecen sencillas, pero al igual que el código, deben aprenderse. Aquí cabe una acotación. Como comunicólogo puedo estar sesgado, pero eso no resta relevancia al asunto de poner atención a las “soft skills”.
¿Qué tan útil es un personaje hábil en software, “full stack”, capaz de diseñar la imagen de una aplicación y al mismo tiempo su funcionamiento, si no puede presentarlo al momento de ofrecerlo al cliente?
¿Qué tanto, si ahora al menos la mitad de las reuniones son en línea y requieren habilidades de comprensión de los miembros del equipo y habilidades para negociar, asignar tareas, llegar a acuerdos y revisar su cumplimiento, sin reventar las reuniones?
Parekh, de Infosys, lo hizo notar durante la Reunión Anual del Foro Económico Mundial, en Davos.
Junto a él estaba sentado Robert E. Moritz, presidente global de PWC, quien asintió durante el discurso, para añadir que quienes ocupan una posición de jefatura en la empresa, deben estar al tanto de lo que manifiesta su equipo. Otra vez, comunicación. La mayoría de la gente deja la empresa por mala comunicación con sus superiores.
Hay una creciente desconfianza entre el dueño y los empleados, advirtió Moritz. Los equipos deben rediseñar el modo en el cual trabajan con el afán de tener una mejor conexión. La comunicación puede detectar necesidades de entrenamiento, de lo contrario, las empresas aflojan sus piezas, algunos piensan en irse aunque no tengan ofertas de trabajo y por ende, empiezan a trabajar menos. Habitualmente, son los menos calificados los que quieren dejar la empresa. Los más calificados buscan un aumento o un ascenso, precisó Moritz.
¿Qué tanto tiene que ver eso con la comunicación? Mucho, probablemente como en la relación de pareja. Atención, este texto no sugiere que los graduados o entrenados en comunicación puedan resolver todos los problemas de una compañía. Seguramente son necesarias habilidades adicionales entre quienes practican esta profesión.
No obstante, es cierto que esta era en la cual estar en contacto físico con otros compañeros resulta una opción, todos deben incrementar sus esfuerzos para interactuar sin fricciones. Adquirir “soft skills” no es algo que hoy pueda soslayarse. Es la S de sociedad, en el discurso de “ESG” que hoy debe estar en todas las organizaciones.
Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero