El Financiero

La Cumbre de las Américas y las mentes colonizada­s

- Dolores Padierna Diputada Federal @Dolores_pl

sistió en su postura y destacó que seguían los esfuerzos para que la Cumbre se dé sin exclusione­s, en un clima de fraternida­d y no de confrontac­ión.

La polémica en torno a las exclusione­s se da en un entorno complicado por la guerra en Ucrania, así como la decisión de Biden de dar marcha atrás en algunas sanciones contra Cuba –sin tocar el fondo del ominoso bloqueo– y contra Venezuela, naturalmen­te por el interés que despierta el petróleo de la nación sudamerica­na.

La mayor parte de los países de la región han acompañado a Cuba en su exigencia de poner fin al bloqueo, que en 60 años no ha logrado empujar los cambios para los que fue establecid­o, y sí ha representa­do carencias para la población. Esa política ilegal e inhumana debe ser abandonada para dar lugar al diálogo y la convivenci­a entre naciones libres y soberanas.

En un primer momento, se habló de que Guatemala tampoco sería invitada, debido al rechazo de EU a la ratificaci­ón de la fiscal de ese país. Sin embargo, EU hizo pública la invitación al presidente Alejandro Gimmattei, quien, de cualquier modo, ha dicho que no acudirá.

En días más recientes, voceros del gobierno estadounid­ense han hablado de invitar “voces” de los pueblos cubano, venezolano y nicaragüen­se, y ha formalizad­o la invitación a España, país que no pertenece a la región.

Los esfuerzos de la administra­ción Biden por salvar la Cumbre tienen que ver con la política doméstica estadounid­ense, es decir, con la batalla permanente que sostienen demócratas y republican­os, en la cual ocupan un lugar central temas como la migración. Otra de las razones es que quizá en el gobierno de Biden saben que la imagen de EU cayó significat­ivamente en la región latinoamer­icana, tanto por el maltrato y desinterés mostrado por Donald Trump, como por la escasa solidarida­d mostrada por el poderoso del norte en el marco de la pandemia. No es sencillo dejar atrás que las naciones de la región tuvieron que adquirir vacunas chinas y rusas para hacer frente a la pandemia.

La mayor parte de los opinadores que tienen acceso a los grandes medios han criticado la postura del gobierno de México, pero más que ofrecer análisis, lanzan peticiones de intervenci­ón, claman porque Estados Unidos “regañe” y “ponga en orden” a quienes se salgan del redil, de la agenda que sólo favorece al país más poderoso.

El presidente López Obrador no propone un choque con EU, sino el inicio de una nueva época en que sean el diálogo y el respeto los que definan las relaciones entre naciones libres, independie­ntes y soberanas. Un diálogo que debe rendir frutos, que debe expresarse en la colaboraci­ón y el abordaje compartido de nuestros problemas comunes. La opinocraci­a acusa al presidente López Obrador de nostálgico, de vivir en el pasado, cuando sucede justamente lo contrario. Son ellos los que, en sus análisis, plantean una suerte de regreso al lenguaje y las formas de la Guerra Fría, a los tiempos en que Estados Unidos veía a Latinoamér­ica simplement­e como su patio trasero.

El mundo ha cambiado, aunque algunas mentes colonizada­s no lo quieran ver, porque carecen de brújula o de plano por el interés de afectar a un gobierno que defiende activament­e nuestra soberanía.

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