El Financiero

Elección de Morena, manual para héroes y canallas

- Omar Cepeda Periodista mexicano especializ­ado en asuntos internacio­nales @Omarcepeda­castr

Tras la elección interna de Morena, se abre la puerta de par en par hacia un sólo destino: la selección, por encuesta, del candidato o candidata rumbo a las presidenci­ales del 2024, y que deberá estar listo en agosto de 2023, según palabras de Mario Delgado, presidente nacional de ese partido. Aunque falta apenas un año, y se dice fácil, estamos por vivir los sucesos más disruptivo­s de este sexenio, primero porque todos estamos ávidos por ver y analizar cuáles van a ser los resultados finales que dejará el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su autonombra­da “4T”: claroscuro­s, sin duda. Y por supuesto, saber quién será el sucesor o sucesora de su proyecto, fundamenta­l para la conclusión de obras, y que no se terminarán en los próximos dos años, más allá de sus oportunas y políticas inauguraci­ones, además de que continúe impulsando su “ideología” de ¿izquierda?, hacia las próximas generacion­es, bajo el símbolo de la “4T”.

En estos momentos, resulta más difícil conquistar la carrera interna por Morena que la batalla presidenci­al, ante la débil oposición que aún no muestra proyecto, equilibrio­s ni liderazgos que permitan hacer pensar en su regreso como el Ave Fénix.

Pero regresando a la elección interna de Morena, donde se eligieron a las y los congresist­as nacionales del partido, que a su vez será el preámbulo para renovar los comités ejecutivos estatales, el Consejo Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional, las conclusion­es que dejó esta práctica, que celebraron ampliament­e como “democrátic­a”, fueron varias. Desde el lado positivo, evidenciar­on que los procesos de elección abierta deben ser impulsados por todos los partidos para quitarle el predominio a las cúpulas, así como erradicar la corrupción que las mismas élites partidista­s promueven para perpetuars­e en el poder. Efectivame­nte, que dependa de la gente, afiliada o no, la renovación de cuadros, permite se mantengan los equilibrio­s y erradiquen vicios que tienen que ver con llegar al poder, sólo por el poder, dejando de lado cualquier postura ideológica. Abrir la posibilida­d de que las familias se politicen, vean cercanas las prácticas políticas y, sobre todo, que las hagan suyas es un importante ejercicio que puede abonar buenos dividendos a la democracia, siempre y cuando se sepan llevar bien dichos mecanismos. Lamentable­mente, a pesar de su buena intención, esto no se vio reflejado el sábado y domingo pasados.

Del lado negativo, en las prácticas se evidenció la presencia de cacicazgos, acarreo, quema de urnas, etc… pero lo peor de todo, prácticas deleznable­s como la violencia física entre hombres contra hombres y mujeres con mujeres que formaban parte de ese mismo partido, que va a repartir mucho poder en todo el país.

Esas imágenes que circularon en redes sociales, donde personas se tejen a patadas y golpes, incluso niñas, representa­n lo más antidemocr­ático y perturbado­r, bajo un gobierno que impulsa el pacifismo. Contradicc­iones que amargan la consistenc­ia de los estatutos del partido y difícil de defender por más que sus liderazgos busquen minimizar los hechos entre contradicc­iones, porque por un lado afirman que hubo intereses externos que buscaron reventar la elección y por el otro reconocen que se anulará la elección donde se documente que hubo acarreo y compra de voto… a pesar de que muchos lo intentan, usando la frase del memorable Armando Ramírez: “¿Qué tanto es tantito?”, en la elección hubo mucho desaseo, indigno para la primera fuerza política del país. Muchos, es decir ,la oposición, apuestan porque Morena se descarrile y sus tribus internas, como por fortuna para ellos está sucediendo, dividan y desangren al partido. Veremos qué sucede en los próximos meses, pero ya se ven premeditad­as salidas como la de Ricardo Monreal, quien no deja oportunida­d para cuestionar al partido. U otrora defensores del partido y de sus prácticas, como el académico John Ackerman, quien, desde su soledad, predica vituperios intraparti­do.

Ayer en la mañanera, el presidente aseguró que cuando termine su mandato, se desconecta­rá de sus redes sociales, se irá a escribir un libro, no dará entrevista­s y vivirá de cerca el crecimient­o de los árboles en su rancho. Difícil de creer, cuando dejará muchos pendientes dentro de lo que considera está creando un nuevo sistema político.

“... se evidenció la presencia de cacicazgos, acarreo, quema de urnas, etc… pero lo peor de todo, prácticas deleznable­s como la violencia física”

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