Choque de trenes
El presidente Andrés Manuel López Obrador le envió ayer –según anunció– una carta al presidente Joe Biden donde reafirma la soberanía energética mexicana, en defensa de su interpretación del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, y como respuesta a las denuncias de haber violado compromisos adquiridos. Pero al mismo tiempo, en una bravuconada innecesaria, dijo, como si el horizonte fuera el retiro de México del acuerdo norteamericano, “¿qué haría Estados Unidos sin la fuerza de trabajo de los mexicanos?, ¿qué haría su industria sin las autopartes que se producen en México?”. Para tener la lengua larga –de las mañaneras– se requiere tener la cola corta –fortaleza política y económica–, pues de otra forma sucederá lo que vivió con el presidente Donald Trump, cuando ante la amenaza de imponer aranceles en 2019 por la migración descontrolada, obligó a López Obrador a ser un muro contra los centroamericanos, y “se dobló”, como caracteriza Jared Kushner, yerno de Trump, en sus memorias de la Casa Blanca, libro que comenzará a venderse a finales de mes.
No ha habido ningún presidente mexicano que incorpore en su discurso cotidiano la soberanía y el nacionalismo, que utilice sistemáticamente enemigos externos para ocultar su falta de pericia y capacidades limitadas para comprender temas complejos, y con su profundo desdén sobre temas que no sean electorales, lo que lo ha