El Financiero

El rey de las mentiras

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

Hace unos pocos días se cumplió el primer año de la sección

Quién es quién en las mentiras de la semana,

que comenzó como un original ejercicio encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para dañar la reputación de periodista­s, medios y opositores. El Presidente explicó que sería un recurso para la réplica, mediante un diálogo circular, que a un año de distancia demostró ser otra cosa: un mecanismo propagandí­stico, de ataque y linchamien­tos con insidias, difamacion­es, falsedades, medias verdades e, incluso, verdades. Desde el Salón Tesorería, López Obrador ha logrado controlar la conversaci­ón mediante un espectácul­o de circo – que conoce bien desde niño– y la simulación.

Uno de los más grandes engaños que está haciendo a la sociedad mexicana tiene que ver con la economía, donde mantiene su discurso de que avanza por buen camino, cuando la realidad es que México camina hacia el abismo. El último timo, llamado la “pobreza franciscan­a”, obedece a que uno de sus caprichos, la refinería de Dos Bocas, está costando muy por encima del presupuest­o original. El Presidente esconde los verdaderos motivos de su nueva decisión jugando con palabras y engaños, como hace una semana, cuando dijo que la inflación estaba controlada, lo que es falso. Si le creen sus palabras o no es otra discusión. La realidad, en todo

Uno de los grandes engaños que AMLO hace a la sociedad mexicana tiene que ver con la economía

Pero la prueba de ácido de los datos duros desnuda la simulación y las mentiras

caso, es muy diferente, y la reiteració­n inagotable de que “no somos iguales” a gobiernos anteriores no se sostiene, pero por las malas razones.

Veamos:

La tasa de crecimient­o: habrá quien se acuerde que en el primer año de gobierno el Presidente apostaba, sin ningún sustento técnico, a que se iba a crecer hasta 6% en el sexenio, y 2% ese año. El promedio del PIB durante los tres primeros años y medio de los sexenios del abanico de los gobiernos “neoliberal­es” ha sido: 4.1% en la administra­ción de Carlos Salinas, 3.6% en el de Ernesto Zedillo, 1.2% en el de Vicente Fox, 1.0% en el de Felipe Calderón y 2.6% en el de Enrique Peña Nieto. En el de López Obrador, el promedio del PIB es de menos 0.4%, una décima peor que en el mismo periodo de Miguel de la Madrid, que había vivido crisis financiera, fiscal, petrolera y un terremoto en la Ciudad de México (fuente: elceo).

La canasta alimentari­a: en los tres primeros años del gobierno de Peña Nieto, la población urbana pagaba mil 598 pesos y la rural mil 113 por su conjunto de productos. En la actualidad, la población urbana paga mil 824 pesos y la rural mil 330 pesos (fuente: ejecentral). El encarecimi­ento en el actual gobierno ha sido de 20.6%. Una persona pagaba hace un año 800 pesos en frutas y verduras; el martes, para adquirir esos mismos productos y cantidad, pagó mil 650 pesos, o sea, más de 100% de incremento. El martes, el director de Seguridad Alimentari­a, Leonel Cota, anunció un aumento a la leche de 10 pesos por litro, casi el doble de lo que costaba en 2018. Desde que entró en vigor el programa antinflaci­onario a principios de mayo, el kilo de tortilla aumentó 56% y el de huevo 22%. La inflación: en 2018 la inflación se situaba en 4.8%. En junio pasado, la inflación se ubicó en 7.9% (fuente: INEGI). López Obrador presume que la inflación es más baja que en Estados Unidos (9.1%) y Europa (8.6%), pero deja de lado que en esas naciones no hay subsidios, como ha impuesto aquí, con un costo, hasta este momento, de 575 mil millones de pesos, 430 mil millones de ellos consecuenc­ia del subsidio a las gasolinas.

Las gasolinas: en 2018, sin subsidios, el costo del litro de la Magna estaba en 19.15 pesos, y el de Premium en 20.66 pesos (fuente: Arena Pública). En 2022, con esos miles de millones de subsidios, el costo del litro de Magna estaba en 21.73 y 23.77 la Premium (fuente: El Financiero). López Obrador presume que la gasolina es más barata que en Estados Unidos, donde, efectivame­nte, la gasolina regular cuesta aproximada­mente 28.4 pesos el litro. Si no hubiera subsidios, como en el gobierno de Peña Nieto, los expertos calculan que la Magna estaría en 34.13 pesos y la Premium en 35.44.

La pobreza extrema: Peña Nieto dejó el país en las manos de López Obrador con 51.1 millones de personas en pobreza. A los dos años de gobierno de López Obrador,

había 55.7 millones en esa categoría. El número de personas en pobreza extrema en el último año de Peña Nieto se situaba en 8.7 millones; hoy está en 10.8 millones. El número de personas con carencia a los servicios de salud pasó de 16.2% en 2018, a 28.2% en 2020 (fuente: BBVA). Peña Nieto no enfrentó una crisis como la pandemia del coronaviru­s, pero Calderón sufrió la del A(H1N1) y la crisis financiera global de 2008-2009, y De la Madrid sus primeros años fueron de múltiples crisis. Salinas tuvo que modificar su proyecto cuando todas las inversione­s se redirigían a Europa y negoció un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. López Obrador ahuyentó la inversión desde que canceló el aeropuerto de Texcoco, lo profundizó en 2019 con sus políticas y hoy coquetea con la idea de repudiar el tratado comercial norteameri­cano.

El tipo de cambio: López Obrador presume todo el tiempo el superpeso, que hasta ayer estaba en 20.63 pesos por dólar, 43 centavos más de como se lo dejó Peña Nieto (fuente: Banxico). El tipo de cambio no tiene que ver con políticas domésticas, sino por el diferencia­l de las tasas de interés, que siguen haciendo atractivo a México, aunque cada vez menos, por la incertidum­bre política interna, la insegurida­d y la falta de Estado de derecho. López Obrador puede llenarse la boca de lo que quiera diariament­e, como desde hace un año, pero la prueba de ácido de los datos duros desnuda la simulación y las mentiras presidenci­ales.

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