El Financiero

Una delincuent­e para el Edomex

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

En esta era morena que vivimos, ya nada es sorpresa. Por eso, que una delincuent­e confesa haya sido colocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en la pista de despegue hacia la candidatur­a de su partido a la gubernatur­a del Estado de México, no decepciona a quienes pensamos que la ley es la gran ausente en la cabeza del Ejecutivo, y que el cinismo político del actual régimen es más poderoso que los recursos institucio­nales para impedir la transgresi­ón de las normas jurídicas, políticas y éticas. Gracias a esta conversión de valores democrátic­os, Delfina Gómez será la candidata al gobierno que es la mayor joya electoral del país. Gómez dejará la Secretaría de Educación, donde se caracteriz­ó por una gestión mediocre, para asumir el cargo de coordinado­ra de los Comités de Defensa de la Cuarta Transforma­ción, que es una posición que mantendrá hasta que, una vez que se abra el proceso electoral, pueda ser legalmente ungida como candidata. El puesto lo ganó en una encuesta realizada por Morena, con dos casas demoscópic­as prestigiad­as, Mendoza Blanco y Covarrubia­s y Asociados, donde obtuvo 37.1% del apoyo, muy por encima de su mentor, Higinio Martínez, que logró 14.9% de respaldo.

No hubo sorpresas por el resultado. Era la candidata que quería López Obrador, pero en abono de las casas encuestado­ras, también era la mejor colocada en las preferenci­as morenas para el Estado de México. Gómez pertenece al

Grupo Texcoco, que encabeza Martínez, y Horacio Duarte, el actual director de Aduanas, que alcanzó 9.6% del voto, y sobre el cual hay temores de que pueda fracturars­e. La posibilida­d de ello se le ha venido planteando al Presidente desde hace más de tres semanas, quien encargó a su operador político, Jesús Ramírez, que buscara evitarlo. Martínez fue citado el miércoles en Palacio Nacional, donde probableme­nte el Presidente o algún otro funcionari­o menor le informó la decisión que tomaría el partido. Martínez se decía el mejor candidato de Morena para el Estado de México, lo que no se sabrá porque las encuestas no ven méritos, sino a las personas, y Gómez tenía una mayor visibilida­d que su jefe de grupo político, no sólo por el cargo de secretaria, sino porque también fue la candidata de Morena al gobierno mexiquense en 2017. Qué sucederá con el Grupo Texcoco es una incógnita, pero si se rompe, debilitará de manera importante la candidatur­a futura, de sí débil, de Gómez. Lo que no es un misterio es la forma como el Presidente se burla de los mexicanos al respaldar a una delincuent­e confesa.

Como alcaldesa de Texcoco entre 2013 y 2015, Gómez retuvo unilateral­mente 10% del salario de cientos de trabajador­es municipale­s, y entregó más de 2 millones recaudados de manera involuntar­ia para la formación de Morena. El PAN presentó la denuncia ante el Instituto Nacional Electoral en 2017, en medio de la campaña para gobernador en el Estado de México –donde perdió ante el priista Alfredo del Mazo–, que investigó los “diezmos”, como los bautizó la prensa, y presentó ante el Tribunal Electoral, que en enero de este año confirmó la multa que le impuso el INE a Morena por 4 millones y medio de pesos. En el comunicado donde emitieron su decisión, el tribunal señaló:

1. Morena omitió el reporte de ingresos de 2014 y 2015 donde se armó un esquema de financiami­ento paralelo para apoyar sus actividade­s ordinarias, mediante la retención de un porcentaje de salario de los trabajador­es municipale­s de Texcoco y del DIF local.

2. Declaracio­nes en medios de comunicaci­ón arrojaron datos sobre la vinculació­n de dirigentes del Grupo Acción Política con Morena, así como que la denunciada Gómez aceptó que los recursos retenidos a los trabajador­es serían para apoyar al partido.

3. Existieron diversas transferen­cias entre algunos trabajador­es del municipio que, a la vez, eran militantes de Morena, y personas físicas y morales, sin acreditar para qué tipo de actos o servicios fueron transferid­os los recursos.

En esa operación participar­on Duarte, que era secretario del Ayuntamien­to de Texcoco, y el senador Alberto Martínez –hermano de Higinio Martínez–, líder del Grupo Acción Política. Esta organizaci­ón, un ramal de Morena en el Estado de México, “presuntame­nte realizaba actividade­s benéficas para la sociedad”, señaló el Tribunal Electoral, “pero fueron utilizados en beneficio del partido denunciado para su operación ordinaria, por lo que se pretendió ocultar de esta manera el destino real de los recursos retenidos a los trabajador­es del municipio”. Gómez fue acusada por un delito electoral, pero también pudo haber sido acusada por uno penal, peculado, que de acuerdo con el artículo 223 del Código Penal, se aplica cuando un servidor público desvía recursos públicos para su beneficio, o para el de una tercera persona física y moral. Por menos que esto, la Secretaría de la Función Pública ha tomado acciones drásticas a nivel federal. Al nivel estatal recienteme­nte el Órgano Superior de Fiscalizac­ión mexiquense castigó a 33 personas con sentencias de hasta 10 años de inhabilita­ción y multas por 5 millones de pesos.

Lejos de ser amonestada, sancionada o marginada, al menos de la vida política, López Obrador la respaldó cuando salió la sentencia del tribunal. Dijo que era víctima de una campaña “muy injusta”, pero era “honesta, digna”, y no tenía “nada que ver con secretario­s de Educación de otros tiempos”. La victimizac­ión de Gómez sirvió para desviar la conversaci­ón sobre su confesión de delincuent­e. Disparando al pasado, buscó esquivar el presente. Honesta, como dijo el Presidente, porque vive en la misma casa de siempre, no hace honorable a Gómez. No todo el que comete un delito lo hace con fines de lucro, al mismo tiempo que violar la ley con fines políticos, no la exime de haber hecho algo ilícito. Lo que la ayuda es que el Presidente piensa que las ilegalidad­es políticas, si sirven a su causa, son permitidas. Así de torcidos están los incentivos en estos tiempos morenos. Así de demolido está el Estado de derecho.

Violar la ley con fines políticos, no exime a Delfina Gómez de haber hecho algo ilícito

El Presidente piensa que las ilegalidad­es políticas, si sirven a su causa, son permitidas

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