Como anillo al dedo
Como anillo al dedo fue una de las frases más patéticas que ha pronunciado el presidente Andrés Manuel López Obrador en su sexenio. La dijo en abril de 2020 al afirmar que la pandemia del coronavirus y la crisis económica que detonó, ayudarían a afianzar su proyecto contra la corrupción y la justicia. La realidad lo aplastó. La doble crisis hará de su sexenio uno de los más mediocres en cuanto a crecimiento en la historia de México, y si vemos los datos, hoy hay más corrupción e injusticia. Memorable, empero, que el Presidente nunca diera un paso para atrás. Dejó mejor que su ocurrencia se la llevara el viento, que ahora regresa por otra puerta, planteada por sus propagandistas, para que la crisis de violencia de la semana pasada le quede como anillo al dedo.
La violencia en decenas de municipios en varios estados del centro y norte del país está siendo retóricamente acomodada por sus asesores políticos y sus megáfonos para crear condiciones a fin de que, eventualmente, López Obrador aproveche el espacio de maniobra y pueda convertir el fiasco de su estrategia de seguridad en trampolín de objetivos políticos. El ensañamiento criminal estalló en medio del debate sobre la integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, a contrapelo de la Constitución, para que, en palabras del Presidente, puedan hacer bien su tarea de seguridad pública.