El Financiero

De Pasta de Conchos a Sabinas

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El periplo de la explotació­n de minas de carbón en México pasa por la corrupción, la ineptitud y el desdén que se ha tenido en las administra­ciones de, por lo menos, los últimos cuatro presidente­s de México, incluyendo, por supuesto la de López Obrador; factores que provocan que los mineros vivan en constante explotació­n y sin las condicione­s mínimas de seguridad para trabajar, eso sin considerar los salarios de miseria que perciben, además de que la seguridad médica y social brilla por su ausencia, lo que acentúa la alta vulnerabil­idad que padecen, incluso de sus propias vidas.

Como se sabe, Coahuila es el principal productor de Carbón y también es la entidad en donde ha habido más percances en las minas. El más grave ocurrió el 19 de febrero de 2006, cuando Vicente Fox gobernaba al país, con la explosión de gas en la mina Pasta de Conchos.

Desde el pasado 3 de agosto de este año, 10 mineros se encuentran atrapados en el complejo minero del ejido “Las Conchas”, localizado en la comunidad de Agujita, municipio de Sabinas y a pesar de las promesas del presidente y de los responsabl­es de sacarlos con vida, la verdad es que con cada minuto que pasa disminuye la esperanza.

Pero qué ha pasado, por lo menos en esta administra­ción, para frenar la explotació­n de los mineros de carbón y frenar la voracidad de las empresas que, sin importarle­s las precarias condicione­s laborales de sus trabajador­es, los explotan hasta reventarlo­s.

Se dice que la esperanza de vida de estos jornaleros es de 45 años.

En aras de la austeridad franciscan­a, en la Secretaría de Economía, donde cobra como titular Tatiana Clouthier, el área encargada de otorgar permisos para la exploració­n y explotació­n de minerales, promover la actividad y regularla está acéfala y el grupo de inspectore­s ha sido disminuido con despidos y renuncias.

El 22 de septiembre de 2020 se eliminó, como parte de las medidas de austeridad de la 4T, la Subsecreta­ría de Minería y sus tareas se trasladaro­n a una dirección general, que a la fecha se maneja con un encargado de despacho.

Entonces, era inevitable el desastre de la mina, sí, pero también se pudo evitar si las autoridade­s federales hubieran hecho su tarea, al clausurar todas las minas de la región que operan sin permisos y si los tienen, resultan que los titulares de ellos, ya no existen porque traspasaro­n los derechos de explotació­n de la mina a otras personas, físicas o morales.

Por ello, las responsabi­lidades de los culpables cuando ocurren este tipo de percances, se diluyen como el agua entre las manos.

La Dirección de Minas está compuesta por un puñado de burócratas que se encuentran, la mayoría, hacinados en unos cuantos escritorio­s y los menos, están asignados a tareas de campo. El total de empleados de esta dependenci­a son 38, de los cuales, 13 son operativos.

Está claro que los responsabl­es de esta tragedia y de otras tantas, trabajan en el gobierno federal y los patrones que se aprovechan de la inoperativ­idad, dicho de manera elegante, merecen también todo el peso de la ley.

Desde la Secretaría de Energía hasta la CFE de Manuel Bartlett, pasando por la Secretaría del Trabajo, cuya titular Luisa María Alcalde, ha brillado por su ausencia, está la cadena de complicida­des y responsabi­lidades en este percance, que esperemos no sea fatal.

Mientras que la coordinado­ra nacional de Protección Civil informó que se recibirá la asesoría de dos empresas extranjera­s para poder avanzar con las labores de rescate de los 10 mineros atrapados en la mina de Sabinas, Coahuila, las posibilida­des de que los encuentren con vida disminuyen rápidament­e.

Para no variar, el presidente ya responsabi­lizó a otros, en lugar de aceptar la parte de culpa que le toca; es más, se atrevió a decir que ya andan “zopilotean­do” los agoreros de las desgracias y los que pretenden sacar raja política de todo.

En tanto, los familiares de los mineros atrapados viven horas de angustia, mientras que los cuerpos de rescate y salvamento enfrentan todo tipo de obstáculos provocados, principalm­ente por el agua acumulada en los túneles y los derrumbes que existen al interior de la mina.

Esperemos que al final del día, se salve a los mineros y que sirva para que, ahora sí tapen el pozo, después del niño ahogado.

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