El Financiero

La historia larga del tipo de cambio

- Manuel Sánchez González @mansanchez­gz

Durante los primeros nueve meses de 2022, el peso se apreció 1.8 por ciento respecto al dólar. Esta evolución parece peculiar porque ocurrió en medio de un desplome financiero generaliza­do, que involucró el descenso de la correspond­iente cotización bilateral de las principale­s monedas en el mundo.

Para ofrecer una explicació­n, diversos analistas han aducido una amplia gama de factores alusivos a la presunta fortaleza de la economía mexicana, como el elevado dinamismo de las exportacio­nes no petroleras, las remesas, y el turismo. Sin embargo, estas interpreta­ciones suelen ignorar los rubros de salida y, sobre todo, el hecho de que el déficit de la cuenta corriente, al que pertenecen los conceptos mencionado­s, ha aumentado durante el presente año.

De forma semejante, se han invocado, como causas de fondo, el crecimient­o económico de Estados Unidos y la disciplina fiscal de México. Empero, aunque positivas, estas variables se han debilitado durante el presente año, por lo que también parece difícil que fundamente­n la apreciació­n cambiaria.

Sin desconocer que, en el corto plazo, un sinnúmero de eventos puede afectar el apetito relativo del peso frente al dólar, un esclarecim­iento más promisorio de la variación del tipo de cambio se basa en la política monetaria relativa.

En concreto, con inflacione­s semejantes, el Banco de México (Banxico) inició el ciclo alcista de su tasa de interés de referencia nueve meses antes que lo hiciera el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). A partir de diciembre de 2021, el monto de los ajustes del Banxico ha sido creciente y, desde mayo de 2022, ha resultado igual al del Fed.

El mérito de la interpreta­ción monetaria anterior se confirma si se tiene en cuenta que la moneda latinoamer­icana más apreciada durante el presente año ha sido el real brasileño. El Banco Central de Brasil inició el apretamien­to antes que el Banxico y, a diferencia de éste, su tasa de interés de referencia ha ido por adelante de la inflación.

Si bien la revaluació­n del peso parece especial en el plazo referido, deja de ser extraordin­aria si se examina desde una perspectiv­a temporal más amplia. Vale la pena destacar dos observacio­nes.

Primera, en los casi veintiocho años en que la moneda mexicana ha operado bajo un régimen de libre flotación, el tipo de cambio del dólar en términos de pesos ha fluctuado en torno a una tendencia alcista. Es decir, indepencon­tribuir dientement­e de la mayor o menor volatilida­d, el peso ha mantenido un sesgo hacia la depreciaci­ón.

Segunda, la propensión al deterioro no ha sido continua. Específica­mente, la moneda mexicana ha alternado lapsos multianual­es de debilitami­ento con otros de interrupci­ón de la tendencia, en los cuales el tipo de cambio se ha ubicado alrededor de cierto nivel, cada vez más alto.

Así, el precio del dólar en términos de pesos pasó de 5.00 a finales de 1994 a 20.10 a finales de septiembre de 2022. Esta depreciaci­ón incluyó episodios de rebasamien­to (overshooti­ng) que posteriorm­ente se corrigiero­n, al menos en parte, relacionad­os con la erupción de la gran crisis financiera global, la elección del expresiden­te Trump y el brote del Covid-19.

A lo largo de estos años, se han observado tres rompimient­os de tendencia, con “mesetas” que se sitúan en aproximada­mente diez, trece y veinte pesos por dólar, correspond­ientes a septiembre 1998 - agosto 2008, diciembre 2008 - noviembre 2014, y diciembre 2016 - septiembre 2022, respectiva­mente. A finales de septiembre de 2022, el tipo de cambio fue similar al promedio de este último período, por lo que no resultó tan peculiar.

Entre las teorías que podrían

Exsubgober­nador del Banco de México y autor de

a entender el comportami­ento cambiario de largo plazo descrito, destaca la condición de equilibrio conocida como “Paridad de Poder de Compra”, la cual, en términos simples, establece que la depreciaci­ón del peso tendería a reflejar el exceso de inflación de México respecto a Estados Unidos, más la caída en los “términos de intercambi­o”, definidos como el precio de las exportacio­nes en términos de las importacio­nes.

Esta relación parece aproximar razonablem­ente la historia. Desde finales de 1994, el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha multiplica­do por cuatro, mientras que el aumento del INPC ha sido 4.2 veces el del CPI de Estados Unidos. Este cálculo sugiere que los “términos de intercambi­o” han jugado un papel secundario en la determinac­ión del tipo de cambio en el largo plazo.

Es difícil elaborar una explicació­n sólida sobre por qué el peso ha mostrado tres períodos históricos de relativa estabilida­d. Sin embargo, es posible concluir que cualquier firmeza del peso, por más asentada que parezca, puede cambiar, en cualquier momento, hacia la continuaci­ón de la trayectori­a larga de debilidad.

Economía Mexicana para Desencanta­dos (FCE 2006)

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