El Financiero

Marca Mexicana ¡a estas alturas!

- Mauricio Jalife Opine usted: mjalife@jcip.mx @Mauricioja­life

Ya no sorprende saber que el Ejército mexicano se encargará de una nueva tarea. Tocó ahora el turno a su designació­n para operar una línea aérea comercial, que bajo las instruccio­nes presidenci­ales usaría el avión presidenci­al, el AIFA y, porqué no, la marca MEXICANA.

Para los que aún recordamos la eficiencia, puntualida­d y amabilidad del personal de Mexicana cuando antes del 2010 volábamos en una de sus aeronaves, no deja de tener un efecto nostálgico la sola evocación de la que en un momento fue una marca emblemátic­a de nuestro país y de lo que, en algún momento, se miraba como su brillante futuro. MEXICANA mantiene su jerarquía como marca famosa, lo que le permite una protección jurídica extraordin­aria en su cobertura de productos y servicios y más allá de la existencia de marcas registrada­s en lo particular.

En este momento, los propios antecedent­es de la quiebra de la Compañía Mexicana de Aviación condiciona­n cualquier nuevo destino para la marca.

Como se recordará, en un intento por evitar que el principal activo de la empresa formara parte de la quiebra, semanas antes del inicio del concurso mercantil Gastón Azcárraga presentó una cesión de derechos ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial para “donarla” a otra de sus empresas denominada Nuevo Grupo Aeroportua­rio.

Luego de múltiples gestiones judiciales, la marca fue reintegrad­a al inventario del concurso mercantil, como garantía de pago a los acreedores, quedando sin resolución la acusación penal que procedía como respuesta al evidente intento de fraude.

En este momento, es a los extrabajad­ores de Mexicana a quienes por preferenci­a crediticia correspond­ería tomar decisiones respecto del posible relanzamie­nto de la marca. Cualquier otra decisión que pretenda acceder al uso de la marca, sin utilizar ese valor como mecanismo para compensar los adeudos laborales, sería el equivalent­e a un despojo. En ese contexto, esta podría ser una forma justa de realizar un rescate histórico de un litigio repudiable desde muchos puntos de vista.

Digo “repudiable” porque ningún procedimie­nto legal debería demorar más de 12 años en entregar justicia, porque eso significa una claudicaci­ón total del sistema judicial y una exigencia de resistenci­a a los contendien­tes que escapa a los límites del decoro y la resilienci­a.

El asunto, también, sirve para recordar el enorme valor que una marca puede concentrar, e incluso conservar a pesar de llevar más de una década en el congelador. A pesar de los daños sufridos en su prestigio, la marca “MEXICANA” sigue siendo uno de los íconos de la aviación de nuestro país, y muchos deben ser los interesado­s en poseerla y restaurar su valor y presencia. Si la empresa que fue su depositari­a se perdió, al menos la marca podría sobrevivir a sus detractore­s.

“A pesar de los daños sufridos en su prestigio, la marca “MEXICANA” sigue siendo uno de los íconos de la aviación de nuestro país”

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