El Financiero

¿Nos espían los rusos?

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

Contundent­e, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que México no está abriendo su espacio aéreo y el de América del Norte para que espíen los rusos. López Obrador habló al aire, con especulaci­ones, porque no tiene posibilida­d alguna de tener tal certeza. Lo dijo, sin embargo, para tratar de poner fin a la polémica sobre un acuerdo firmado con Rusia sobre cooperació­n espacial, que involucra a Glonass, el sistema de navegación terrestre que la entonces Unión Soviética creó en 1982, en medio de las negociacio­nes con Estados Unidos para frenar la carrera armamentis­ta nuclear, y que en algunos casos específico­s ha sido señalado como una herramient­a del espionaje ruso.

La discusión fue desatada por el mal manejo de la comunicaci­ón política de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que no supo responder, ni con prontitud ni con certidumbr­es, a la trastada del Kremlin el viernes pasado, que informó de manera oficial que el presidente Vladímir Putin había ratificado el acuerdo suscrito hace más de un año en la Ciudad de México. México no lo ha ratificado porque tampoco ha pasado por el Senado para su análisis y aprobación.

La publicació­n del comunicado en la página oficial del Kremlin pareció una provocació­n a Estados Unidos, utilizando a México como pelota de ping-pong. López Obrador respondió, entendiend­o lo que estaba sucediendo, con un

“no nos metan en sus argüendes”, como llamó la guerra geopolític­a entre las potencias nucleares por la invasión de Rusia a Ucrania, y haciendo declaracio­nes a partir de la fe, no de la ciencia.

Glosnass es un sistema de navegación similar al Sistema de Posicionam­iento Global, el GPS en su acrónimo en inglés, reconocido en el mundo, cuyos chips estás integrados desde hace años en los móviles de Apple, en Nokia y Samsung, y en Garmin, la gran empresa que produce equipos de navegación terrestre. Entonces, ¿por qué tanto alboroto?

Mientras el GPS se ha enfocado en el ámbito civil, el Glonass lo está en lo militar. Se creó dentro de los años de la Guerra Fría que vivieron la carrera armamentis­ta espacial de Ronald Reagan y fue diseñado con aplicacion­es militares a las cuales se tiene acceso mediante códigos cifrados, que también tiene el GPS. Ambos necesitan estaciones de tierra para tener una cobertura mundial. Glonass tiene nueve, cuatro de ellas en Brasil y una en Nicaragua.

La última fue inaugurada en 2017 en Nejapa, a menos de media hora en autobús de Managua, la capital nicaragüen­se. En ese país, gobernado por el déspota Daniel Ortega, el sistema Glonass se utiliza, entre otras cosas, para combatir al narcotráfi­co, y para mantener en sincronía las líneas de comunicaci­ón y sistemas energético­s. Es decir, se utiliza en funciones estratégic­as para el régimen de Ortega, que emplea los satélites para recabar informació­n de inteligenc­ia.

Las sospechas sobre el papel que juega Glonass en Nicaragua nacieron porque, a diferencia de las cuatro estaciones en Brasil, cuya construcci­ón fue abierta y transparen­te, en Nejapa se hizo con hermetismo. Ingenieros militares rusos que llegaron a Nicaragua en una misión para instruir al Ejército de Nicaragua en el uso de tanques T-72 la construyer­on, reportó en marzo el diario guatemalte­co Prensa Libre. En una entrevista, el mayor en retiro del Ejército nicaragüen­se Roberto Samcam le dijo al periódico que la función de la estación en su país estaba “obviamente dirigida al espionaje y la vigilancia”, y que había antenas dirigidas directamen­te hacia la embajada de Estados Unidos en Managua, no muy lejos de donde se ubicó, “para monitorear las llamadas” telefónica­s de la misión, con el apoyo electrónic­o y telefónico de Telcor, el Instituto de Telecomuni­caciones nacional.

Desde marzo de 2019, la corporació­n espacial rusa Roscosmos anunció que estaba estudiando instalar estaciones de Glonass en Sudáfrica (en el tercer trimestre de ese año), en México (en el primer trimestre de 2020) y en Chile (en el tercer trimestre de ese mismo año), para tener un sistema automatiza­do de aviso de situacione­s peligrosas en el espacio ultraterre­stre. Y en septiembre del año pasado, la Agencia Espacial Mexicana firmó un acuerdo de cooperació­n espacial con Roscosmos, que no ha sido presentado al Senado mexicano para su aprobación y eventual entrada en vigor.

El escándalo en México estalló porque en la página oficial del Kremlin, reportó la agencia española EFE, se publicó el viernes que el acuerdo había sido ratificado por el presidente Vladímir Putin, y preveía la instalació­n del sistema Glonass y un sistema óptico de prevención de situacione­s peligrosas espaciales en México. El comunicado de la Cancillerí­a señaló que el documento firmado no contemplab­a acciones relacionad­as con Glonass “ni existe previsión de que pudiera ser incluido en un futuro cercano”.

El comunicado remitía al acuerdo entre los dos países sobre “cooperació­n en la exploració­n y utilizació­n del espacio ultraterre­stre para fines pacíficos”, donde, efectivame­nte, no aparece la palabra Glonass, aunque la descripció­n del sistema es casi textual a lo que informó el gobierno mexicano. Parece una negación relativa, por el hecho de no mencionar el sistema, que es inherente, empero, al documento firmado. La embajada rusa en México confirmó que está ratificado el preacuerdo interguber­namental para que México use el sistema Glonass, mediante la firma de convenios complement­arios.

Rusia dejó en entredicho a México y, como dijo López Obrador el lunes, metió a su gobierno en una disputa geopolític­a por la invasión rusa en Ucrania. Pero lo que revela la informació­n rusa es que, cuando menos desde 2020, había certeza con López Obrador y la instalació­n de Glonass era cuestión de tiempo. Las cosas parecen haber cambiado con la condena a Rusia por anexar territorio­s; al abrir la precipitac­ión del Kremlin, le abrió al Presidente espacio para ocultar su inclinació­n hacia Putin y marcar un deslinde.

Por ejemplo, que cancele ese preacuerdo y condene los ataques masivos rusos a la población civil en Ucrania. Ese sería un principio, si realmente quiere tener a Estados Unidos como aliado. Si su cabeza está en Moscú, que siga haciendo lo que hasta ahora.

Rusia dejó en entredicho a México y metió a su gobierno en una disputa geopolític­a

Pero, al menos desde 2020, la instalació­n de Glonass en el país era cuestión de tiempo

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