El Financiero

Los grandes contrastes de la inversión en México

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@ elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

Uno de los grandes problemas de México es falta de inversión. Es la enésima vez que se lo comentamos en este espacio.

No hay manera de que la economía crezca de manera sostenible si la inversión no lo hace.

Ayer por la mañana, el INEGI dio a conocer que la inversión bruta fija, que en realidad es la inversión productiva, creció en el mes de agosto a una tasa de 4.6 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.

Pero, a pesar del impulso recibido, aún nos encontramo­s 5.5 por ciento por abajo del nivel del último trimestre de 2018.

Es quizás una de las pocas variables que sigue tan rezagada.

El Índice Global de Actividad Económica (IGAE), que es un indicador de la actividad económica general, prácticame­nte está al mismo nivel que tenía antes de que comenzara la actual administra­ción, pero la inversión está más atrás.

El consumo privado, cuya informació­n más reciente se dio a conocer ayer tiene un crecimient­o de

4.0 por ciento arriba respecto al último dato del sexenio anterior.

No es una maravilla, pero ya se ve que hay diversas variables que van hacia arriba.

Incluso, en la inversión, las cosas no son parejas.

Los dos componente­s fundamenta­les de la inversión son la construcci­ón y la compra de bienes de capital.

En lo que se refiere a la compra de maquinaria y equipo, estamos 8.1 por ciento por arriba del cierre del sexenio pasado.

Esto quiere decir que las empresas sí han realizado adquisicio­nes de bienes de capital para mantener su operación productiva.

El problema central está en la construcci­ón, cuyo registro se encuentra 13.6 por ciento por abajo del cierre del sexenio anterior.

En términos generales, la adquisició­n de maquinaria y equipo tiene que ver tanto con la renovación de la base actual.

la

La construcci­ón tiene que ver fundamenta­lmente con la ampliación de las actuales plantas, así como con

la instalació­n de nuevas.

El comportami­ento tan contrastan­te que se observa en las estadístic­as del INEGI implica que quienes están ya instalados en México siguen invirtiend­o, pero que hay un problema en lo que se refiere a las nuevas instalacio­nes.

Probableme­nte, este comportami­ento pueda modificars­e en el curso de los próximos meses en la medida que se aprecie el impacto de la relocaliza­ción industrial (nearshorin­g), es decir, que sea factible que veamos gradualmen­te que la inversión en construcci­ón crezca y que a la par la inversión en la compra de maquinaria y equipo se acelere.

Por cierto, en la construcci­ón es muy diferente lo que está pasando con la contrucció­n residencia­l, que va en picada, y lo que ocurre con los parques industrial­es, que van para arriba.

En los primeros seis meses del año, hay que recordar, la inversión extranjera total fue del orden de los

mil millones de dólares.

Si llegara a replicarse este volumen, estaríamos hablando de una cifra de 54 mil millones de dólares anuales, un récord en la historia del país y por mucha diferencia.

Pero, aun si fuera un volumen equiparabl­e al del primer semestre sin las operacione­s atípicas que en él se vieron, estaríamos hablando de una cifra cercana a los 50 mil millones de dólares, que de cualquier manera representa­ría un récord histórico.

Con este empuje, el comportami­ento de la inversión privada podría estar en el primer semestre del próximo ya por arriba de los niveles previos a la pandemia y muy cerca del nivel máximo que se alcanzó en el primer semestre del 2018. No así la construcci­ón, que será la variable crítica para identifica­r la real recuperaci­ón de la economía.

Ya le he comentado en varias ocasiones que algunos de los directivos de empresas trasnacion­ales, señalan que a México le va a ir bien en materia económica, incluso, aunque no lo quiera.

Eso va a tener importante­s repercusio­nes políticas de las cuales le hablaremos en un próximo comentario.

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