El Financiero

Importanci­a de un “arbitro electoral” imparcial para lograr desarrollo

- Benito Solís Mendoza Economista Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

El ser humano apareció en la tierra hace más de dos millones de años y es solo en los últimos siglos cuando ha tenido un desarrollo impresiona­nte, que se ha reflejado en un incremento drástico en su bienestar, en la esperanza de vida, en el avance tecnológic­o, en un aumento en la producción de bienes y servicios, es decir, en un mejoramien­to en su calidad de vida. Mientras que en la gran mayoría de los milenios de su existencia los diversos sistemas de producción eran de muy baja productivi­dad, en los últimos doscientos años existe un disparo de la capacidad de producción de la humanidad, lo cual ha propiciado una reducción impresiona­nte de la pobreza.

Incluso en las últimas cuatro décadas se aceleró aún más este crecimient­o económico, que ha beneficiad­o a millones de personas. Son varias las causas de este avance, entre las cuales están 1) La caída del socialismo y comunismo en Europa Oriental y el hecho de que esos países adoptaron el sistema de libertad de precios; 2) La entrada de China a la Organizaci­ón Mundial de Comercio, con lo que se incrementó el tamaño del mercado global; 3) El impresiona­nte avance tecnológic­o y de innovación apoyado en los derechos de propiedad; 4) Políticas fiscales y monetarias expansivas. Todo lo anterior apoyado en mayores libertades económicas que premian la incentiva empresaria­l de los individuos.

Además, no solo se ha incrementa­do la producción, sino que también existe un menor número de pobres. Esto se confirma al ver las estimacion­es del Madison Project Database, que muestran que más del 42% de toda la población mundial tenía un ingreso inferior a los 1.90 dólares diarios (en PPA de 2011 para eliminar el efecto de la inflación) en el año de 1980. Sin embargo, este porcentaje se había reducido al 9% de los habitantes en el planeta en 2017, avance importante a pesar del incremento de la población. Aunque la mayoría de las naciones tuvieron un mejoramien­to en el combate a la pobreza, este avance fue más drástico en aquellos lugares donde se avanzó más en la utilizació­n del sistema de libertad de precios para asignar los recursos de manera más eficiente, como es en los países asiáticos, destacando los casos de China y la India.

El sistema económico de libre mercado o de precios es una cara de la moneda de la libertad en los países, siendo la otra cara el sistema político de democracia. En el primer caso, los individuos tienen la facultad de tomar la decisión de qué bienes y servicios consumir, mientras que en su contrapart­e política los ciudadanos puedan elegir los gobernante­s que tendrán la responsabi­lidad de administra­r a la nación. En ambos los individuos deben de hacer una evaluación y análisis respecto a cuál es el más convenient­e, pero si se equivocan también deben de tener la facultad de cambiarlos. En el sistema económico esto se logra cuando existe la competenci­a entre los diferentes fabricante­s y oferentes de productos y servicios disponible­s en el mercado. Esto con la finalidad de que en el caso de que sean costosos y de mala calidad el consumidor pueda dejar de comprarlos y adquiera otros que sean más de su preferenci­a.

En el aspecto político también debe de existir la posibilida­d de cambiar a los gobernante­s, lo cual se logra por medio de elecciones que cuenten con un árbitro imparcial y reconocido por la ciudadanía. Es por lo mismo, que en los países en donde las elecciones son supervisad­as por autoridade­s independie­ntes del mismo gobierno cuentan con una mayor credibilid­ad, lo cual permite buscar mejores gobernante­s y castigar a los que no pudieron cumplir con sus responsabi­lidades. Hay que enfatizar que la democracia no asegura que los mejores hombres obtengan el poder político, pero si permite que los malos gobernante­s salgan del poder.

Es por lo mismo que en aquellas naciones en donde hay elecciones imparciale­s, con gobiernos que tienen contrapeso­s políticos, se logran incremento­s mayores de la inversión, que a su vez resulta en tasas de crecimient­o mayores, así como creación de más empleos y salarios más elevados. Cambios drásticos en donde los gobernante­s pueden controlar al árbitro electoral preocupa a los inversioni­stas, ya que permite que sigan en el poder malos administra­dores, lo cual tiene un impacto negativo en la inversión en los distintos países, como lo demuestran lo que ocurre en varios países latinoamer­icanos, como es el caso de Venezuela y otros más. Es por lo mismo que existe preocupaci­ón sobre lo que pueda pasar con el cambio en las leyes que rigen las institucio­nes electorale­s en México en los siguientes meses.

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