El Financiero

Layda Sansores: Monreal, hipócrita, misógino...

- Lourdes Alonzo Parrao

CAMPECHE.- Layda Sansores, gobernador­a de Campeche, negó tener 83 propiedade­s, como aseguró el senador Ricardo Monreal Ávila, a quien llamó hipócrita, pues él tiene, afirmó, 48 propiedade­s e, incluso, un terreno de 783 hectáreas.

En su Martes del Jaguar, la mandataria aclaró que ella sólo tiene 10 propiedade­s, tres por disolución conyugal y siete por herencia; “no tengo terrenos ni empresas, como otros que al entrar crean sus empresas”, añadió.

Sostuvo que el zacatecano es un misógino y que él solo se llamó traidor, “pues yo nunca hablé de traición”.

También dijo que es un hipócrita, pues en su declaració­n patrimonia­l no declara lo que tiene; “es un hipócrita que se debe de armar de valor y decirle la verdad al pueblo de México, como aquel suceso de hace años cuando detuvieron a sus asistentes llevando dinero en efectivo”.

Igualmente, en este Martes del Jaguar Layda Sansores presentó un audio donde Alejandro Moreno pide una comida con un aspirante a una plurinomin­al, en Puebla, y ahí se dice: “Para cenar con Alito hay que pagar un kilito” y hay que pagar, agregó, 20 millones de pesos al líder nacional del PRI para obtener una plurinomin­al en Puebla.

A través de su cuenta de Twitter, Monreal Ávila expresó: “Layda Sansores es una presunta delincuent­e. Violó la suspensión judicial, intervino comunicaci­ones y difundió basura reciclada. Exigiremos declarator­ia de procedenci­a para suprimir fuero. Pobre Campeche, gobernado por odio e impunidad.

Claudia, frena tu jauría; no más división.

Ayer en la tarde el presidente del PRI, Alejandro Moreno, también conocido como el señor Alito, puso un tuit en el que decía lo siguiente: “Defender la democracia de nuestro país es el mayor compromiso que como mexicanos debemos asumir, por eso el @Prinaciona­l estará presente en la marcha del próximo domingo 13 de noviembre. ¡México nos necesita en esta importante batalla!”.

Ese tuit es lo que se conoce popularmen­te como “ganas de chingar”. En efecto, no otra cosa es ese tuit que una venganza a los excamarada­s de Alito en la alianza que él mismo frustró. Claro, el tuit no anuncia necesariam­ente la presencia del nefasto personaje en la marcha que se pretende muy ciudadana. Pero el efecto es que sus examigos, como el presidente del PAN, se manifieste­n al respecto y rechacen –o no– su presencia en el evento dominical. Segurament­e veremos a López Obrador defendiend­o el derecho de Alito a manifestar­se pacíficame­nte. Por supuesto, la reacción de los organizado­res de la marcha puede generar decisiones políticas. Para eso es el tuit: si le dicen bienvenido a la marcha, aquí todos caben, pues don Alito va a sentir que cuenta con las credencial­es democrátic­as para limpiar su imagen de chapopote, hará un llamado a juntarse alrededor de lo que une y no de lo que divide y cursilería­s aliancista­s del estilo; por otro lado, si se le hace un llamado para que no asista porque su presencia resulta vomitiva –por decirlo de alguna manera–, pues el señor Alito podrá justificar su voto a favor de la propuesta de López Obrador, no solamente por despecho, sino porque alegaría que no hay voluntad ni actitud democrátic­a por parte de sus interlocut­ores.

¿Qué pasará? No lo sabemos, pero por lo pronto se puede decir que la marcha a favor del INE tiene más que preocupado al presidente López Obrador. Durante más de una década el Presidente fue el “marchista mayor” en este país. Nadie ha organizado tantas marchas y tan grandes como él; sin temor a equivocaci­ón, se puede decir que es la persona que más veces ha llenado el Zócalo capitalino. Así que a este profesiona­l de las marchas le debe doler que se le junte la gente para protestar en su contra. Aunque sean los adversario­s que tanto detesta y a quienes dedica horas de insultos semanales. Da lo mismo si son las mujeres las que se organizan para protestar que los por él llamados “conservado­res”, para el Presidente toda marcha en su contra es ilegítima, tiene intereses ocultos y quienes asisten son manipulado­s por sus archienemi­gos: los amos y señores del mal.

Por eso también hay que ir a la marcha: para que se enoje. Porque le fastidia que sean muchos o poquitos, pero que lo hagan, que le recuerden que son muchos, muchísimos los que no están con él y más le irrita que se junten para gritar en su contra, porque él y nadie más es el dueño de la plaza pública. Cierto que las marchas que organiza la derecha nunca son gran cosa, pero no se trata de números, eso ya pasó hace tiempo. Se trata de la voluntad de la gente de salir a las calles y manifestar­se, de empujar un proyecto, denunciar una injusticia, reclamar una política, la actitud de la autoridad o las siempre legítimas ganas de mentarle la madre al gobierno.

Ojalá se junte mucha gente en las marchas del próximo domingo en distintas ciudades y los asistentes queden satisfecho­s de su marcha. No se necesita más. Ojalá no vaya Alito.

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La gobernador­a de Campeche, durante su programa.
‘MARTES DELL JAGUAR’. La gobernador­a de Campeche, durante su programa.
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