El Financiero

¿Alguna vez se te descompuso el motor del ‘refri’?

- Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@elfinancie­ro.com.mx facebook @Ruiztorre @ruiztorre

Ella es regiomonta­na. La de su ciudad es gente que no tiene filtro, lo que piensan lo dicen y luego lo aprovechan o lo remedian. No hay más.

Nazareth Black me preguntó: ¿alguna vez se te descompuso el motor del ‘refri’? No recuerdo ese problema en la casa.

Así son los motores eléctricos. Requieren mantenimie­nto solamente cada dos años, y no hay que cambiarles el aceite ni el filtro. Los coches que ella vende tienen también esa caracterís­tica. Los llama Zacua y para el cierre de año habrá vendido unos 70 automóvile­s.

Pueden durar 15 años, promete. Imaginen qué piensan en las agencias cuando escuchan eso.

Piensen en la cara del director del banco que se da cuenta de que la gente puede prolongar el tiempo que pasa entre una y otra compra. Claro, la batería de un eléctrico se acaba, pero es más barata que comprar otro coche nuevo. ¿El software? Ése se actualiza.

Eso sí, hay que cuidarlo de golpes, como cualquier otro medio de transporta­ción.

Uno de los problemas clave en la comerciali­zación de coches eléctricos es la falta de financiami­ento y por esa razón, Nazareth ya trabaja en la creación de una “fintech” de “crowdsourc­ing”.

Dicho de otro modo: una empresa que reúna poco dinero de muchas personas, que lo presten a cambio de recibir intereses de los créditos otorgados a compradore­s de coches eléctricos. Una empresa tecnológic­a financiera y financiada por la comunidad, en un país en el que cuatro de cada cinco coches se compran a crédito.

Otra novedad que propone esta emprendedo­ra: un modelo de “franquicia” de manufactur­a. ¿Qué sentido ambiental tiene vender un coche que puede cargarse con la energía del sol, si éste debe cruzar el mundo en un barco para ser vendido en otro continente?

¿No es más eficiente mandar el software y los “planos” a otro país para que un licenciata­rio los arme de aquel lado bajo ciertos estándares? Por ahí va el plan que espera concretar en 2024. No quiere manufactur­a masiva en un solo lugar, sino más bien una suerte de fabricació­n distribuid­a en distintos países emergentes.

El tiempo dirá si el equipo de Zacua lo logrará. Su directora Nazareth Black presume resultados de otra empresa que fundó: Carfast, justamente una fintech automotriz.

Black habla de su origen humilde, mismo que la formó como emprendedo­ra desde los siete años cuando revendía en su escuela “pan frío” de Bimbo, ese que venden en pequeñas tiendas de barrios populares, cuando está a punto de caducar.

¿Cuántos en el mundillo emprendedo­r nacional pueden presumir haber traspasado las dos capas que ella asegura haber superado? Debió romper el “techo de cristal” que detiene a las mujeres y uno de concreto y acero que lógicament­e es más sólido. ¿Cuál es éste último?

Hoy la sociedad defiende la diversidad sexual y la paridad de género. Bien. Es una batalla respaldada por la conocida acelerador­a de negocios Endeavor. Ahí también impulsan la diversidad geográfica.

Ayer, reunido con emprendedo­res de Yucatán, el director de Endeavor, Vincent Speranza

“Uno de los problemas clave en la comerciali­zación de coches eléctricos es la falta de crédito”

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

–un administra­dor de empresas graduado por la francesa Neoma Business School– destacó que aproximada­mente el 93 por ciento de las inversione­s en nuevas empresas de tecnología se queda en la Ciudad de México. El resto del país sólo recibe el otro 7 por ciento.

De ese alto porcentaje capitalino, casi todo se queda en tres colonias: Roma, Condesa y Polanco. De ahí el interés por fomentar la diversidad geográfica. Enhorabuen­a.

Pero ese techo de concreto que atravesó probableme­nte Nazareth requiere otro tipo de diversidad: la social. Que otros barrios y otros apellidos se involucren y se emocionen también con el ambiente de los emprendedo­res.

Speranza dice que eso puede corregirse en parte con el compromiso de empresas favorecida­s con inversione­s: el de contratar empleados provenient­es de escuelas públicas. Es una manera, sí. Entonces podrán surgir más ideas en favor de la gente que, por ejemplo, necesita que su coche dure mucho, como los motores en los compresore­s de los ‘refris’, aunque eso reduzca el negocio de crédito de los bancos y las armadoras.

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